El Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia ha acusado a Estados Unidos y el Reino Unido de planear atentados terroristas contra las bases militares rusas en Siria.
Según el comunicado oficial, estos ataques estarían diseñados para desestabilizar la región y mantener un estado de caos en Oriente Medio, obstaculizando la consolidación del gobierno sirio tras la salida del presidente Bashar al-Assad. Se alega que estos planes buscan socavar la presencia militar rusa, considerada un factor clave para la estabilidad en el Mediterráneo.
De acuerdo con la inteligencia rusa, las acciones se llevarían a cabo utilizando grupos terroristas como el Estado Islámico* (ISIS*), a quienes supuestamente se les han entregado drones de ataque para perpetrar estas agresiones.
El objetivo, según Moscú, es eliminar la influencia rusa en Siria y consolidar el dominio estratégico de Occidente en la región, dificultando la estabilización del país. Este señalamiento ocurre en un contexto de tensiones crecientes entre las potencias involucradas en Oriente Medio.
La acusación refuerza las disputas geopolíticas entre Rusia, Estados Unidos y el Reino Unido, destacando las diferencias en sus objetivos estratégicos en Siria.
Moscú advierte que estas acciones podrían tener consecuencias graves para la seguridad regional y global, mientras el supuesto respaldo de actores occidentales a grupos terroristas es presentado como una amenaza directa a la soberanía siria y a la presencia militar rusa en la región.