Activistas haitianos exigieron que otros países detengan temporalmente las deportaciones a su país, debido a un aumento en la violencia de las pandillas y el agravamiento de la pobreza. Decenas de miles de personas han sido deportadas a Haití en el último mes, principalmente desde República Dominicana, que trasladó casi 61.000 migrantes a Haití en el último mes.
En octubre, Estados Unidos deportó a 258 haitianos, mientras que las islas Turcas y Caicos, Jamaica y las Bahamas deportaron un total combinado de 231, según Sam Guillaume, portavoz del Grupo de apoyo para retornados y refugiados de Haití.
Guillaume señaló que muchos de los deportados a Haití se quedan sin hogar: “Muchos de ellos no pueden regresar a casa porque su vecindario está controlado por pandillas”. Como resultado, algunos deportados están viviendo temporalmente a lo largo de la frontera de Haití con República Dominicana con la esperanza de cruzar de nuevo.
Las pandillas ahora controlan el 85 % de la capital de Haití, Puerto Príncipe, y los hombres armados han sido implacables en atacar comunidades que una vez fueron pacíficas.
Los deportados ahora se unen a las más de 700.000 personas que han quedado sin hogar por la violencia de las pandillas en los últimos años. Entre ese grupo hay más de 12.000 que huyeron de los vecindarios en Puerto Príncipe tras los ataques del mes pasado, según la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU.
Aquellos detenidos para ser deportados en República Dominicana son forzados a entrar en cárceles superpobladas sin agua, sin comida y sin camas, y cuando defienden sus derechos, a veces son atacados con gases lacrimógenos, dijo Guillaume.
“Las personas están siendo tratadas como criminales”, afirmó. Añadió que algunas organizaciones que ayudan a los haitianos en República Dominicana también están siendo atacadas.
Julio Caraballo, portavoz de la oficina de migración de República Dominicana, negó las acusaciones de que el gobierno está maltratando a los migrantes detenidos. “Tienen garantizado el desayuno, comida y cena e incluso hay un personal médico para verificar la condición de su salud”, dijo.
Caraballo señaló que se instalaron cocinas móviles fuera de los centros de detención para manejar la demanda. Añadió que las deportaciones se llevan a cabo con “respeto a la integridad física de los detenidos, con respeto a los derechos humanos y con dignidad”.
Por su lado, Guillaume indicó que los dominicanos que están traficando haitianos a su país a veces los secuestran y exigen hasta 300 dólares por su liberación.
Katia Bonte, coordinadora del Grupo de apoyo para retornados y refugiados de Haití, dijo que los migrantes a los que están asistiendo necesitan urgentemente alimentos, agua, ayuda médica, kits de higiene y otros suministros esenciales.
La solicitud de detener temporalmente las deportaciones surge mientras el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, promete deportaciones masivas una vez que asuma el cargo, aunque aún quedan muchas preguntas sobre cómo lo haría.
Fuente: Nodal