Estados Unidos ha impuesto sanciones adicionales contra Irán, específicamente a empresas y barcos involucrados en el comercio de petróleo y productos petroquímicos. Esta medida se produce en represalia por un ataque con misiles lanzado por Irán contra instalaciones militares en Israel el 1 de octubre.
El ataque iraní fue en respuesta al asesinato del jefe de Hamás, Ismail Haniyeh, y de otros líderes regionales, atribuido a Israel. Las sanciones buscan bloquear los ingresos que Teherán utiliza para financiar su programa nuclear y el desarrollo de misiles.
El Departamento de Estado y el Tesoro estadounidense anunciaron sanciones contra seis entidades y 17 buques registrados en países como China, Emiratos Árabes Unidos y Panamá.
Estas medidas congelan los activos de dichas entidades en Estados Unidos y prohíben a los ciudadanos estadounidenses realizar transacciones con ellas.
Además, buscan reforzar la presión sobre la economía iraní, ya que su sector petrolero y petroquímico es fundamental para financiar sus actividades militares y apoyar a grupos aliados como Hezbolá.
Mientras tanto, la comunidad internacional espera la respuesta de Israel, con el riesgo de que la situación se agrave en todo el Medio Oriente.
Aunque el presidente estadounidense Joe Biden ha aconsejado a Israel que no ataque las instalaciones petrolíferas de Irán, los funcionarios israelíes continúan evaluando una posible respuesta militar.
La tensión podría impactar en el mercado petrolero mundial, exacerbando las preocupaciones sobre un conflicto más amplio en la región.