Ana quería gozar del sexo libre, sin ataduras y, por supuesto, sin protección. Hoy es una de las muchas víctimas de sida de nuestro país. Juan, por su parte, pensaba que el verdadero macho dominicano es el que, no solo tiene sexo con todas sino que, además, las hace sufrir con objetos ajenos al cuerpo. Hoy está preso por feminicidio.
Y así podríamos seguir con muchos ejemplos de personas que no entendieron el verdadero valor de la práctica sexual, uno de los placeres más hermosos de la vida pero que debe ser disfrutado con responsabilidad.
Hoy es un buen día para repensar en esto, ya que desde 2010, cada 4 de septiembre se celebra el Día Mundial de la Salud Sexual, promovido por la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS). Recordemos que cada día más de un millón de personas contraen una enfermedad de transmisión sexual.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la salud sexual como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad. Esta idea de bienestar no incluye solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad, es decir, no se define por la negativa.
Para que la salud sexual se logre y se mantenga, agrega la OMS, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud. La sexualidad es un aspecto central del ser humano a través de su vida e incluye sexo, identidades y roles de género, orientación o preferencia sexual, erotismo, placer, intimidad y reproducción.
Disfrutemos de este privilegio que Dios nos dio y separemos esa hermosa sensación típica de todo ser animal de esa posibilidad que tenemos de aprovechar el sexo inteligentemente sin que pierda nada de su sabor original.