El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva que declara una “emergencia energética nacional” con el objetivo de aumentar la producción de petróleo y gas en el país.
La medida incluye la autorización para abrir nuevas perforaciones en Alaska y en el océano Ártico, áreas que habían sido protegidas bajo el mandato de su predecesor, Joe Biden.
Según el mandatario, esta decisión busca garantizar la seguridad energética del país, revertir políticas que calificó como “dañinas” para la industria de combustibles fósiles y abordar lo que describió como una crisis energética inminente.
Trump destacó que Alaska posee una gran cantidad de recursos naturales sin explotar que, según él, podrían contribuir significativamente al crecimiento económico y a la estabilidad energética de Estados Unidos.
En su orden ejecutiva, afirmó que liberar este potencial no solo fortalecerá la economía, sino que también mejorará la seguridad nacional al reducir la dependencia de fuentes de energía extranjeras.
La administración considera esta acción como un paso clave para revertir las restricciones impuestas a la industria del petróleo y el gas en años anteriores.
Durante su primer mandato, Trump ya había expresado su intención de impulsar las perforaciones en Alaska, aunque enfrentó resistencia de grupos ambientalistas y de comunidades indígenas.
Ahora, con esta medida, busca consolidar su visión de “independencia energética”, a pesar de las críticas que señalan el posible impacto ambiental y las contradicciones con los esfuerzos globales para combatir el cambio climático.
La iniciativa ha generado un intenso debate entre quienes ven en ella una oportunidad económica y quienes la perciben como una amenaza para el medio ambiente.