El gobierno de Donald Trump anunció este martes una nueva medida que exigiría a los migrantes indocumentados en Estados Unidos inscribirse en un registro y proporcionar sus huellas dactilares. Según la administración, esta iniciativa busca identificar a quienes residen en el país sin estatus legal y presionarlos para que abandonen el territorio voluntariamente.
Aquellos que no cumplan con esta normativa podrían enfrentar sanciones más severas, incluyendo multas y penas de cárcel, en una escalada sin precedentes en la política migratoria del país.
La portavoz del Departamento de Seguridad Nacional, Tricia McLaughlin, aseguró que la orden responde a la postura del presidente Trump y de la secretaria Kristi Noem de endurecer las restricciones contra la inmigración irregular. «Si se van ahora, podrían tener la oportunidad de regresar y disfrutar de nuestra libertad y vivir el sueño americano», señaló en un comunicado.
Sin embargo, expertos en inmigración advierten que es poco probable que los migrantes se inscriban voluntariamente, ya que la medida podría facilitar su deportación inmediata en caso de ser localizados por las autoridades.
Esta nueva política se basa en una ley de la Segunda Guerra Mundial que nunca se ha aplicado en tiempos modernos. Además, se suma a las promesas de Trump de llevar a cabo deportaciones masivas, lo que ha generado un fuerte rechazo por parte de activistas y organizaciones proinmigrantes.
Se espera que la propuesta enfrente desafíos legales y protestas en distintos sectores de la sociedad, mientras la incertidumbre crece entre las comunidades migrantes en Estados Unidos.