Mientras los incendios forestales que arrasan las montañas proyectaban un resplandor anaranjado sobre el horizonte del centro de Los Ángeles, los residentes del sur de California se despertaron el jueves sobresaltados por otro recordatorio del poder de la Madre Naturaleza.
Los habitantes de Los Ángeles sintieron una sensación muy familiar cuando un terremoto de magnitud 4,7 (en algunos lugares llegó a 5.1) sacudió la zona, arrojó rocas sobre una carretera de Malibú, sacudió el muelle de madera de Santa Mónica, construido en 1909, y despertó a algunas personas de sus camas. No se reportaron daños ni heridos de inmediato pero sí algunos destrozos y, por supuesto, temores.
El terremoto se produjo en un momento en que la región se enfrenta a tres grandes incendios forestales al este de Los Ángeles que quemaron decenas de viviendas y obligaron a miles de personas a evacuar. Los incendios estallaron durante una ola de calor abrasador que acaba de amainar.
«Es un terremoto típico del sur de California», dijo la sismóloga Lucy Jones del Instituto Tecnológico de California.
El Servicio Geológico de Estados Unidos indicó que el epicentro del temblor se situó a siete kilómetros al norte de Malibú y a unos once kilómetros por debajo de la superficie. El temblor se sintió a 72 kilómetros de distancia en el condado de Orange, donde la gente informó que se habían movido objetos en sus casas. Después se produjeron varias réplicas más pequeñas.
Fuente: FP