El presidente de Rusia, Vladímir Putin, advirtió que los “centros de toma de decisiones” en Kiev podrían convertirse en objetivos de los misiles balísticos Oréshnik, una de las armas más avanzadas del arsenal ruso.
Durante la cumbre de la OTSC en Kazajistán, Putin destacó que estos misiles, capaces de alcanzar velocidades hipersónicas de Mach 10 y generar temperaturas de 4,000 ºC, son precisos y pueden destruir objetivos profundamente fortificados sin causar contaminación nuclear, ya que no llevan carga nuclear. Según el mandatario, su uso masivo tendría efectos comparables a los de un ataque nuclear.
Putin justificó estas amenazas al acusar al régimen de Volodímir Zelenski de intentar atacar objetivos estratégicos en Moscú y San Petersburgo, calificando al gobierno ucraniano como “completamente ilegítimo”.
Señaló que el gobierno de Zelenski no tiene, desde su perspectiva, autoridad legal para dirigir a las Fuerzas Armadas de Ucrania y lo calificó como un “usurpador del poder”. Estas declaraciones llegan en un momento de intensificación del conflicto entre Rusia y Ucrania, con ataques recientes dirigidos contra infraestructuras clave de ambos lados.
El presidente ruso defendió el desarrollo y despliegue del Oréshnik como una respuesta a lo que considera amenazas a la seguridad de Rusia.
Aunque descartó su clasificación como arma de destrucción masiva, subrayó su capacidad para cambiar las reglas del conflicto gracias a su precisión y letalidad.
Estas declaraciones han generado preocupación internacional, ya que escalan las tensiones en un conflicto que sigue afectando gravemente a la región y al panorama geopolítico global.