Rusia justificó esta semana el lanzamiento de un misil balístico hipersónico contra Ucrania, señalando que fue una respuesta estratégica a lo que considera una escalada provocada por Occidente.
Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, han ignorado repetidamente las advertencias del presidente Vladimir Putin, incrementando las tensiones en el conflicto.
Este ataque, con el nuevo misil Oréshnik, fue dirigido a una fábrica de misiles en la región de Dnipró y, según Moscú, es un mensaje claro frente a las acciones de Estados Unidos y la OTAN.
El Kremlin criticó duramente la política de la administración de Joe Biden, acusándola de frustrar cualquier posibilidad de paz en la región. Peskov mencionó que la negativa de Washington a considerar las advertencias rusas sobre el uso de misiles de largo alcance ha intensificado el enfrentamiento.
También alertó sobre la posibilidad de que Ucrania desarrolle una “bomba sucia”, calificando esta opción como un acto extremadamente peligroso que podría agravar aún más la crisis.
Paralelamente, Rusia anunció un incremento significativo en su presupuesto de defensa para 2025, equivalente al 6 % de su PIB, y promulgó una nueva doctrina nuclear que permite el uso de armas nucleares en respuesta a ataques convencionales.
Putin también advirtió a Europa sobre una posible nueva carrera armamentista, con misiles hipersónicos capaces de alcanzar las principales capitales en minutos, elevando la preocupación internacional sobre el rumbo del conflicto y el equilibrio de poder global.