Este 23 de noviembre, miles de israelíes salieron a las calles de Tel Aviv, Jerusalén y otras ciudades para protestar contra el gobierno de Benjamin Netanyahu, exigiendo el fin de la guerra en Gaza y la liberación de los rehenes retenidos por Hamás.
En Tel Aviv, las manifestaciones se centraron frente a la casa del ministro Yitzhak Wasserlauf, en las que se registraron varias detenciones, incluyendo la de una persona por obstaculizar el trabajo de la Policía.
Las protestas fueron encabezadas por los padres de Hersh Goldberg-Polin, un rehén asesinado, quienes prometieron seguir luchando por la liberación de los 101 rehenes restantes.
En Jerusalén, los manifestantes continuaron su marcha con pancartas como «La guerra ha terminado. Traedlos a casa» y «Traedlos del infierno», mientras tocaban tambores y demandaban una resolución urgente del gobierno.
Las tensiones aumentaron en Pardes Hanna-Karkur, donde dos personas fueron detenidas tras enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y bloqueos de carreteras. La protesta en general refleja el creciente malestar por la prolongación del conflicto y el sufrimiento de las familias de los rehenes.
El contexto de estas manifestaciones coincide con un clima de frustración popular, ya que las negociaciones para un acuerdo de liberación de los rehenes aún no han dado resultados concretos. Mientras tanto, las autoridades israelíes enfrentan crecientes presiones internas para poner fin al conflicto y garantizar el regreso seguro de los cautivos.