El arbitraje fue uno de los temas más debatidos antes del Super Bowl y, desde el primer cuarto, las decisiones de los oficiales no pasaron desapercibidas.
En la primera ofensiva del partido, una jugada clave de los Eagles de Filadelfia fue anulada por una interferencia ofensiva contra A.J. Brown, una marcación que generó dudas incluso entre expertos como Mike Pereira.
Este tipo de sanciones han alimentado las teorías de conspiración sobre un supuesto favoritismo hacia los Chiefs de Kansas City, algo que la NFL ha calificado como una acusación infundada.
Las decisiones arbitrales continuaron influyendo en el desarrollo del juego, esta vez favoreciendo a los Eagles. Un pase incompleto de Jalen Hurts a Dallas Goedert en tercera oportunidad resultó en una falta contra la defensa de Kansas City, otorgando una nueva oportunidad a Filadelfia.
Poco después, los Eagles aprovecharon la situación para anotar los primeros puntos del partido con una carrera de Hurts. Otra sanción clave contra Charles Omenihu permitió a Filadelfia mantener la posesión y seguir avanzando en el campo.
Las controversias arbitrales no solo marcaron el ritmo del primer cuarto, sino que también destacaron por su impacto en momentos decisivos. Filadelfia se convirtió en el primer equipo desde al menos el año 2000 en convertir dos oportunidades clave por penalización en el inicio de un Super Bowl.
Mientras la liga y los oficiales rechazan las acusaciones de parcialidad, la discusión sobre la influencia del arbitraje en los playoffs y en el partido más importante del año sigue abierta entre analistas y aficionados.