«No se nace con autismo», afirma médico argentino en un foro para tratar este trastorno en República Dominicana

Expertos analizan herramientas y avances médicos para abordar el trastorno del espectro autista (TEA) en República Dominicana, resaltando la importancia de los datos para elaborar políticas públicas que mejoren la atención integral a las personas que han recibido el diagnóstico, y así mejorar su calidad de vida.

De acuerdo con Lisbeth Cabrera Del Cid, presidenta de la Fundación Hope for Autism, que organizó el Foro Encuentro Autismo 2024, en el país no hay estadísticas claras sobre la cantidad de personas con autismo, por lo que concentrar esfuerzos en ampliar las coberturas de salud para este tipo de trastorno se torna aún más complejo.

Recordó que en Estados Unidos se estima que uno de cada 36 niños es diagnosticado con TEA, una discapacidad del desarrollo que puede afectar las habilidades sociales, la comunicación y el comportamiento de una persona. Este dato se utiliza como parámetro internacional debido a que países como República Dominicana no poseen sus propias estadísticas.

Una de las principales problemáticas, según el testimonio de Cabrera, quien además es madre de un niño con autismo, es la dificultad para expresar sentimientos de dolor o necesidad.

«Hay personas que no pueden sentir el dolor. Una apendicitis es una de las principales causas de muerte de una persona con autismo», indicó.

Aclaró que, en el caso de los pacientes que sí sienten dolor, muchas veces no pueden verbalizar lo que les sucede, por lo que reaccionan de diversas maneras: golpeándose, apretándose el abdomen, manifestando agresividad, mordiéndose, entre otras acciones de manifestación de dolor. .

Señaló que no todos los pacientes diagnosticados en el país tienen autismo, sino que padecen otro tipo de comorbilidad que ha sido identificado como autismo, lo cual refuerza la necesidad de ampliar los conocimientos médicos y educar a la población en general sobre el tema.

En el foro Encuentro Autismo 2024, el doctor Nicolás Loyacono, médico argentino, director y CEO de la Sociedad Argentina de Neurodesarrollo y Trastornos Asociados (SANyTA), comentó el autismo es un conjunto de síntomas neuroconductuales que tienen origen en un estado inflamado del cerebro.

«El sistema nervioso está inflamado, está en corto circuito y en alerta», explicó a Diario de Salud. Y agregó, «un niño no nace con autismo».

«Justamente de eso se trata, de entender que si el niño nace como se espera, se desarrolla como se espera y al año y medio comienza a perder habilidades y posteriormente viene el diagnóstico, el niño no nació con autismo; por lo tanto, los componentes genéticos no son tan importantes.»

Agregó que dicho estado de inflamación no es propio del cerebro, sino que afecta al cerebro debido a problemas que están en el cuerpo, como los digestivos, respiratorios, infecciosos, inflamatorios, entre otros, que generan estrés en el cerebro y se traducen en síntomas de autismo.

Loyacono explicó que un niño que desarrolla uno de los tres grados del autismo pasó primero por una regresión en la que, en algún momento, dejó de hablar, comer, jugar u otra actividad propia de cada persona según su edad.

«Ese es el punto de inflexión en el cual el sistema nervioso adquiere esa inflamación que proviene del resto de su organismo, y ese impacto se traduce en la pérdida de habilidades», sostuvo.

Al detallar el resultado de algunas investigaciones que ha realizado, precisó que al tratar las enfermedades del cuerpo del paciente autista se comienza a notar una mejoría que podría ser «prácticamente absoluta» si se trata a tiempo con médicos locales capacitados en el tema y con herramientas locales.

«No hace falta enviar estudios al exterior ni traer medicación de fuera. Todo se puede hacer en este mismo país, en República Dominicana», dijo.

Culminó sus consideraciones resaltando: «No se nace con autismo, se adquiere, y es tratable; incluso, muchas veces se puede prevenir abordando problemas médicos del cuerpo para evitar que se genere el proceso de inflamación del cerebro».

Fuente: Diario de Salud

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