El ejército israelí confirmó que más de 240 cohetes fueron lanzados desde el sur del Líbano hacia el norte de Israel, en una escalada significativa de la tensión entre Israel y Hezbollah, el grupo respaldado por Irán.
En respuesta, las Fuerzas de Defensa de Israel llevaron a cabo una serie de bombardeos sobre posiciones de Hezbollah en el sur de Beirut.
Estas acciones forman parte de una creciente serie de enfrentamientos tras el ataque masivo de misiles lanzado por Irán el día anterior, en represalia por la muerte de líderes de Hezbollah y Hamás.
El ataque con misiles iraníes, que incluyó el uso de misiles hipersónicos, fue interceptado en su mayoría por el sistema antimisiles israelí, aunque algunos lograron penetrar la defensa y causaron daños menores.
En respuesta a estas agresiones, tanto Israel como Estados Unidos han advertido a Teherán que tomarán represalias si continúa apoyando este tipo de acciones. Mientras tanto, Hezbollah sigue afirmando que sus milicianos repelieron un intento de infiltración por parte de soldados israelíes, aumentando aún más las tensiones en la frontera libanesa. A nivel internacional, los llamados a la desescalada no han logrado frenar los enfrentamientos.
Sin embargo, los líderes israelíes han dejado claro que no dudarán en continuar con sus operaciones para proteger a su población, lo que pone a la región en una situación crítica con la posibilidad de un conflicto de mayor escala si no se llega a un acuerdo diplomático.