Recientemente el Index, Instituto de Dominicanos y Dominicanas en el Exterior, dio a conocer su cuarto registro sociodemográfico de la diáspora dominicana, elaborado con criterios estadísticos que incluyen variables como el lugar de nacimiento, nacionalidad, ascendencia o el origen familiar.
Hasta diciembre de 2024, según este informe, la cantidad de dominicanos en el exterior es de 2,874,124, un 53.5 por ciento de mujeres, y los hombres totalizan 1,284,882, el 46.5 restante. El grueso se encuentra en EE.UU. 2,398,009 y el resto se distribuye entre España, Italia, Chile, Canadá y Países Bajos.
Se trata de personas en rangos de edad productiva en más de un 80 % si sumamos los porcentajes etarios, que van desde 25 a 54 años, el 39.3% menor de 25 años.
Al ser personas en edad productiva, una cuestión que surge a simple vista es que si estuvieran en el país aportarían al sistema impositivo y a la seguridad social como generación de recambio; población económicamente activa que garantizaría, por ejemplo, mejores recaudaciones para los sistemas jubilatorios.
La razón principal por la que tantos dominicanos emigran, evidentemente, es en busca de una vida mejor, y de la posibilidad de romper el círculo de pobreza que se extiende por generaciones en las zonas más desprotegidas y en los sectores vulnerables.
La razón de que haya una mayoría de mujeres afuera es porque tienen más facilidad para trabajar en labores domésticas, en comercios o en cualquier actividad en la que, por supuesto, ganan menos que los hombres.
De hecho, hay poblaciones en el sur dominicano en las que la mayoría de las mujeres están en el exterior y mantienen a sus familias con sus remesas, mientras los hombres se quedan aquí a criar a los hijos hasta que ellos puedan, también, emigrar de manera legal.
Pese a que en el mundo hay una ofensiva antiinmigrante, con redadas masivas en EE.UU. y la decisión de gravar a las remesas con un 1% más otras restricciones, la diáspora dominicana mantiene el cordón umbilical en su patria lejana, y acaso sea ese su mayor aporte al desarrollo y su compromiso efectivo con la tierra que vio nacer a tantos hijos que tuvieron que irse al extranjero, dominicanos distantes, pero presentes para sus familias y para su país.
Fuente: El Caribe