Kamala Harris está en la recta final de una histórica carrera hacia la Casa Blanca, buscando convertirse en la primera mujer afroamericana y de origen sudasiático en alcanzar la presidencia de Estados Unidos. Sin enfatizar en su género o raza, Harris promete abrir un “nuevo capítulo” en la política del país, enfocándose en temas de libertad, justicia y derechos individuales.
A lo largo de su carrera, ha roto barreras como la primera mujer de ascendencia india y afroamericana en ocupar cargos de liderazgo, desde fiscal general de California hasta la vicepresidencia de EE. UU.
Harris ha basado su campaña en la defensa de la libertad y los derechos civiles, especialmente desde que el Tribunal Supremo anuló el derecho al aborto federal en 2022.
Para Harris, la elección representa una lucha entre un futuro de “caos” y “odio” –representado por Donald Trump, según sus palabras– y un país de “esperanza y libertad”. Ha movilizado a votantes de todo el país con mensajes patrióticos y ha ganado el respaldo de figuras prominentes, incluso de algunos exrepublicanos.
Con raíces humildes y una trayectoria de lucha contra el crimen y la injusticia social, Harris se presenta como una candidata que comprende las necesidades de la clase media.
Su plan se centra en reducir el costo de vida, desde la vivienda hasta los alimentos y los medicamentos. Su mensaje es claro: unir al país y construir un futuro mejor, dejando atrás años de polarización y crisis.