El huracán Helene ha dejado una profunda huella de destrucción en seis estados del sureste de Estados Unidos, con al menos 115 víctimas mortales y más de 600 personas desaparecidas. Carolina del Norte ha sido una de las zonas más afectadas, especialmente la localidad montañosa de Asheville, que ha quedado aislada por completo debido a inundaciones y deslizamientos de tierra.
Los socorristas siguen trabajando arduamente para llegar a las zonas más remotas, donde las condiciones climáticas han complicado los esfuerzos de rescate. El presidente Joe Biden ha calificado a Helene como una de las tormentas más devastadoras en la historia reciente, destacando el gran número de víctimas y los daños sin precedentes. Equipos de emergencia en Tennessee y Georgia también están luchando por rescatar a cientos de personas que permanecen desaparecidas.
En Tennessee, un gran número de víctimas son hispanos que no pudieron evacuar a tiempo, lo que ha complicado aún más la situación. La situación en Asheville es especialmente crítica.
La ciudad permanece incomunicada, sin electricidad ni medios de comunicación, lo que ha dejado a miles de residentes sin la posibilidad de pedir ayuda o confirmar su estado a familiares.
Las autoridades locales han solicitado ayuda urgente, mientras que las agencias federales preparan el envío de suministros de emergencia para atender a los sobrevivientes que se encuentran atrapados en la zona.