Kamala Harris intensificó sus ataques contra Donald Trump a medida que se acercan las elecciones, advirtiendo que el expresidente busca un «poder sin control» y es «inestable».
En un mitin en Pensilvania, Harris señaló la retórica autoritaria de Trump y alertó sobre las peligrosas implicaciones de un segundo mandato. Esta estrategia busca movilizar a los votantes indecisos y mantener la presión sobre Trump, quien ha evitado participar en más debates tras su primer enfrentamiento.
Harris también lanzó iniciativas para atraer a votantes clave, incluyendo un esfuerzo para aumentar la participación de hombres negros y republicanos descontentos.
Mientras ambos candidatos compiten intensamente por estados clave como Pensilvania, Harris intenta marcar un claro contraste con Trump, calificándolo como una amenaza a la democracia y a las libertades políticas básicas.
En respuesta, Trump ha reafirmado sus posiciones con declaraciones provocadoras y se ha apoyado en plataformas no tradicionales para conectar con votantes jóvenes.
Con las encuestas cerradas y Pensilvania en el centro de la batalla electoral, Harris se enfrenta a un desafío significativo: movilizar a la base demócrata y convencer a los indecisos en un entorno político polarizado.
La competencia en este estado refleja la lucha a nivel nacional, donde el futuro de la Casa Blanca está en juego entre dos visiones drásticamente diferentes del país.