La situación de violencia en Haití ha alcanzado niveles alarmantes en 2024, según un informe de la Oficina de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Al menos 5,601 personas han perdido la vida, 2,212 han resultado heridas y 1,494 han sido secuestradas debido a la acción de bandas criminales.
Este número representa un aumento significativo en comparación con el año anterior, reflejando el deterioro continuo de la seguridad en el país. Las cifras son una clara evidencia de la grave crisis humanitaria que enfrenta Haití.
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, calificó la situación como “horror absoluto”, destacando que las cifras no logran captar completamente el impacto devastador en la población haitiana.
La falta de autoridad estatal, el control de amplias zonas del país por parte de las pandillas y la ausencia de un sistema judicial funcional han dejado a la población vulnerable y sin acceso a justicia o protección. Las víctimas no solo enfrentan violencia directa, sino también desplazamiento forzado, hambre y pobreza extrema.
Ante este escenario, la comunidad internacional y organizaciones de derechos humanos han renovado sus llamados a tomar medidas urgentes para estabilizar el país.
Propuestas como el despliegue de una fuerza internacional para restablecer el orden han sido discutidas, pero aún falta un consenso efectivo. Mientras tanto, millones de haitianos viven bajo constante amenaza, en medio de una crisis de seguridad que no muestra signos de mejorar.