El alcalde de Nueva York, Eric Adams, negó haber realizado algún tipo de acuerdo con la Casa Blanca a cambio de que el Departamento de Justicia retirara los cargos por corrupción en su contra.
En un comunicado, Adams afirmó que nunca ofreció ni permitió que nadie negociara en su nombre para influir en el caso. Estas declaraciones llegan después de que el alcalde anunciara que el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) volverá a operar en la cárcel de Rikers, tras una reunión con el funcionario de inmigración de la administración Trump, Tom Homan.
El acercamiento de Adams con el expresidente Trump ha generado controversia dentro de su propio Partido Demócrata. A pesar de haber sido un firme crítico de las políticas migratorias republicanas en el pasado, el alcalde ha optado por cooperar con la administración actual en temas de seguridad e inmigración, incluyendo órdenes a la policía para colaborar en la detención de inmigrantes con historial criminal.
Esta postura le ha valido críticas de legisladores y activistas que cuestionan si su cambio de actitud tiene relación con la decisión del Departamento de Justicia.
Algunos líderes demócratas han pedido su renuncia, acusándolo de un posible “quid pro quo” con la Casa Blanca. La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, quien tiene la autoridad para destituir al alcalde, estaría evaluando la situación.
Sin embargo, Adams insiste en que su lealtad es únicamente con los neoyorquinos y ha pedido dejar atrás la controversia para seguir trabajando en beneficio de la ciudad.