La Policía del Estado de Nueva York acusó a cinco personas de asesinato de un hombre desaparecido que, según las autoridades, murió tras repetidos actos de violencia y tortura durante más de un mes por parte de varios individuos que luego desecharon su cuerpo en un campo.
La víctima, Sam Nordquist (foto), un hombre transgénero de 24 años originario de Minnesota, fue reportado como desaparecido el 9 de febrero. La policía dijo que llegó a Nueva York en septiembre y había perdido contacto con sus seres queridos.
El mayor Kevin Sucher, comandante de la tropa de policía estatal que incluye la región Finger Lakes, señaló que los hechos y circunstancias del caso eran “más que depravados” y “de lejos la peor” investigación de homicidio en la que la oficina haya participado.
“Ningún ser humano debería tener que soportar lo que soportó Sam”, dijo durante una conferencia de prensa televisada. La policía no compartió muchos detalles del caso y señaló que sigue bajo investigación activa.
Cuando se le preguntó si la tortura y muerte de Nordquist se consideraban un crimen de odio, la capitana Kelly Swift, de la Oficina de Investigación Criminal de la Tropa E de la Policía Estatal de Nueva York, dijo que la policía no lo había descartado, pero enfatizó que la investigación continuaba. Los investigadores también deben determinar la relación de Nordquist con los sospechosos, así como las relaciones de los sospechosos entre sí.
Entre los arrestados se encuentran Precious Arzuaga, de 38 años, y Patrick Goodwin, de 30, de Canandaigua, Nueva York; Kyle Sage, de 33, de Rochester, Nueva York; Jennifer Quijano, de 30, de Geneva, Nueva York; y Emily Motyka, de 19, de Lima, Nueva York. Los cinco fueron acusados de asesinato en segundo grado después de que la policía registrara el jueves una habitación en el motel Patty’s Lodge en Canandaigua, el último lugar donde se supo que Nordquist se había alojado.
La investigación ha revelado hasta ahora un “patrón de abuso profundamente perturbador” que finalmente resultó en la muerte de Nordquist, dijo Swift, quien lo calificó como “uno de los crímenes más horribles” que haya investigado en sus 20 años de carrera policial.
Fuente: AFP