En los primeros diez meses de 2024, Estados Unidos triplicó sus importaciones de productos petrolíferos desde China, alcanzando un valor de 323 millones de dólares, el mayor desde 2018.
Este incremento destaca pese a la guerra comercial entre ambas naciones, en la que Washington ha impuesto restricciones a Pekín para limitar su avance en sectores tecnológicos clave, como los semiconductores.
A pesar del crecimiento anual, las importaciones cayeron significativamente en octubre, registrando el volumen mensual más bajo desde febrero, con solo 144,200 dólares.
En el ranking de proveedores de productos refinados del petróleo a EE.UU., China ocupa el puesto 29, mientras que Canadá, Corea del Sur y México lideran las exportaciones hacia el país norteamericano.
El contexto comercial entre ambos países sigue marcado por tensiones, con aranceles estadounidenses sobre productos estratégicos chinos y medidas de Pekín en respuesta a la presión económica.
Estas dinámicas evidencian cómo la relación económica entre ambas potencias combina competencia tecnológica con interdependencia en ciertos sectores.