La reciente adquisición de los puertos de Balboa y Cristóbal por el consorcio BlackRock-TiL ha generado diversas reacciones en Panamá y Estados Unidos.
La transacción implica el traspaso del 90 % de las acciones de CK Hutchison en estas terminales estratégicas, y busca fortalecer la operativa portuaria en el Canal de Panamá, aunque enfrenta desafíos legales y políticos.
El presidente de EE.UU., Donald Trump, ha usado esta operación para insistir en una supuesta influencia china en el canal, a pesar de que Panamá ha desmentido tales acusaciones. El presidente panameño, José Raúl Mulino, respondió con firmeza, afirmando que «el Canal es panameño y seguirá siendo panameño».
La Corte Suprema de Panamá analiza una demanda de inconstitucionalidad contra el contrato de concesión, mientras que la Contraloría General realiza una auditoría financiera a Panama Ports Company (PPC). Si el contrato es declarado inconstitucional, la compra podría revertirse, abriendo la puerta a una nueva licitación.
Expertos como Jorge Quijano, exadministrador del Canal, consideran que la llegada de BlackRock-TiL podría atraer nuevas inversiones; y eliminar las acusaciones de Trump sobre control chino. Además, la naviera Maersk, principal cliente del Canal, podría interesarse en un nuevo puerto, impulsando la competencia en el sector logístico panameño.
Panamá, con puertos operados por multinacionales de EE.UU., Singapur, Taiwán y Hong Kong, sigue consolidándose como un hub clave en el comercio global. La resolución de este conflicto determinará el futuro de su sistema portuario; y su relación con los principales actores del transporte marítimo.
Fuente: Todo Logística News