El asesinato de Brian Thompson, director ejecutivo de UnitedHealthcare, ha conmocionado al sector de la salud en Estados Unidos y coincide con un periodo de intenso escrutinio legal contra la aseguradora.
Thompson fue abatido frente al Hilton Hotel en Manhattan en un ataque que la policía ha calificado como planificado. Este hecho ocurre mientras UnitedHealthcare enfrenta acusaciones de prácticas monopólicas y uso de información privilegiada, temas que ya habían generado demandas y fuertes críticas hacia la compañía.
Entre los señalamientos más serios contra UnitedHealthcare está una investigación del Departamento de Justicia (DOJ) sobre una propuesta de fusión con Amedisys Inc., que podría consolidar aún más su control en el sector de atención domiciliaria.
El DOJ sostiene que esta transacción podría perjudicar a más de 200,000 pacientes y miles de profesionales de la salud, acentuando problemas ya existentes en el sistema de atención médica.
Además, ejecutivos de la empresa, incluido Thompson, enfrentaban acusaciones de vender acciones basándose en información confidencial, lo que generó demandas de fondos de pensiones y sindicatos.
La muerte de Thompson no solo pone en el foco las prácticas empresariales de UnitedHealthcare, sino que también subraya los desafíos éticos de la industria de la salud en Estados Unidos, marcada por la tensión entre rentabilidad y accesibilidad.
Mientras las autoridades investigan posibles vínculos entre el asesinato y los problemas legales de la empresa, activistas y expertos abogan por una mayor transparencia en las operaciones de gigantes como UnitedHealth, que manejan tanto seguros como servicios médicos en un sector esencial pero polémico.