El secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, calificó como «no buena» la idea del presidente electo Donald Trump de anexar Groenlandia, incluso sugiriendo el uso de la fuerza.
Blinken aseguró que esto no sucederá y minimizó la importancia de discutirlo. Por su parte, el Pentágono afirmó que no hay planes militares relacionados con Groenlandia, dejando claro que su enfoque está en desafíos reales de seguridad nacional. Trump justificó su interés en Groenlandia afirmando que la isla danesa debería pertenecer a Estados Unidos para proteger el «mundo libre».
Además, amenazó con imponer altos aranceles a Dinamarca si no renuncia al territorio. Esta postura provocó críticas internacionales y reafirmaciones de soberanía por parte de Dinamarca y Groenlandia.
Las declaraciones de Trump también incluyeron deseos de controlar el canal de Panamá y convertir a Canadá en el estado número 51. Estos comentarios han generado preocupación y rechazo tanto en Estados Unidos como en el ámbito internacional, especialmente entre los países mencionados.