A solo tres semanas de las elecciones, la campaña presidencial en Estados Unidos ha intensificado el tono personal de los ataques entre los principales candidatos.
Mientras el presidente Joe Biden acusó a Donald Trump de postularse para evitar enfrentar cargos judiciales, la candidata demócrata Kamala Harris se enfocó en ganar el apoyo de los hombres afroamericanos, prometiendo despenalizar la marihuana como una medida clave para contrarrestar la atracción de Trump en este sector del electorado. Los actos de campaña en estados clave como Pensilvania y Míchigan destacan la importancia de estos territorios en los comicios del 5 de noviembre.
Donald Trump, por su parte, ha mantenido una agenda intensa, con visitas a estados tradicionalmente demócratas y eventos ante empresarios y votantes conservadores.
En Chicago, afirmó que el asalto al Capitolio de enero de 2021 fue un día de “paz y amor” y reiteró su postura a favor de mantener relaciones cercanas con figuras como el presidente ruso Vladímir Putin.
En su intento por captar el voto en estados clave como Georgia, donde ya ha comenzado el voto anticipado, Trump también volvió a criticar la inteligencia de Harris, manteniendo un enfoque personal y directo en sus ataques.
La batalla electoral se ha tornado más agresiva, con ambos candidatos centrando sus estrategias en desacreditar a sus oponentes y movilizar a los votantes indecisos.
Mientras Biden intenta resaltar las implicaciones judiciales que Trump podría enfrentar si no gana la presidencia, Harris trabaja por recuperar el apoyo entre los hombres afroamericanos, y Trump refuerza su narrativa de “enemigo interno” contra los demócratas. Con estados clave como Pensilvania, Míchigan y Georgia en juego, la carrera presidencial se ha vuelto una lucha feroz por cada voto.