Estados Unidos elimina el régimen de minimis y redefine la logística global del e-commerce

A partir del 29 de agosto, los envíos internacionales de bajo valor que ingresen a Estados Unidos perderán su exención aduanera y deberán ser procesados como cualquier otra importación. La decisión, anunciada por el gobierno estadounidense mediante una orden ejecutiva, implica el fin del régimen conocido como de “minimis”, que permitía ingresar productos por hasta 800 dólares sin pago de aranceles ni trámites aduaneros complejos.

El impacto de esta medida ya genera reacciones en los sectores del comercio electrónico, el transporte internacional y los operadores logísticos globales.

La suspensión de este beneficio —que hasta ahora facilitaba el ingreso de millones de paquetes diarios, especialmente desde Asia— obligará a reconfigurar los flujos transfronterizos. Las empresas que operaban bajo el modelo de despacho directo desde el exterior al consumidor final deberán reorganizar sus estrategias, concentrar inventarios en territorio estadounidense y recurrir a centros de distribución locales para cumplir con la demanda interna.

Se cierra una puerta clave del e-commerce internacional
Durante años, el régimen de “minimis” funcionó como un atajo logístico para el comercio electrónico global. Al eximir de aranceles a los envíos de menor valor, permitía despachos expeditivos, sin retención aduanera ni intervención de brokers. Esta agilidad fue clave para el crecimiento de plataformas digitales y pequeños comercios que operaban sin infraestructura física en Estados Unidos, utilizando operadores postales y redes de carga aérea para abastecer directamente al consumidor.

Con el nuevo esquema, todos los paquetes —sin importar su valor o país de origen— deberán contar con una declaración aduanera formal, pagar aranceles e impuestos, y ser procesados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza. El cambio genera preocupación entre las aerolíneas de carga y operadores postales internacionales, muchos de los cuales ya han reducido o cancelado sus envíos a EEUU por la imposibilidad de asumir la responsabilidad de recaudar y transferir los aranceles correspondientes.

Reconfiguración de las cadenas de suministro
La nueva política representa una transformación logística estructural. La opción de enviar pedidos individuales desde el extranjero pierde competitividad frente a modelos basados en el despacho a granel, almacenamiento dentro del país y distribución interna. Esto anticipa un incremento en la demanda de centros logísticos, servicios de almacenamiento y transporte terrestre en territorio estadounidense.

Los proveedores logísticos con sede en EEUU podrían verse beneficiados en esta transición, al captar una porción creciente de operaciones que antes eran manejadas por redes extranjeras. Para las empresas extranjeras que venden a consumidores estadounidenses, el desafío será rediseñar su logística para cumplir con las exigencias aduaneras sin afectar tiempos ni costos.

Mayor presión para la infraestructura aduanera
Hasta ahora, la CBP procesaba más de 4 millones de paquetes diarios bajo el régimen de “minimis”. Con la eliminación de ese canal, el volumen de trámites formales se multiplicará, elevando la carga operativa y demandando una mayor capacidad de control, fiscalización y gestión documental. La medida podría derivar en demoras, congestión operativa y mayor presión sobre los sistemas logísticos ya tensados por las campañas arancelarias vigentes.

Frente a este escenario, el gobierno estadounidense habilitó una tarifa plana temporal de entre 80 y 200 dólares por artículo —vigente por seis meses— como alternativa para quienes aún no hayan adaptado sus procesos. No obstante, expertos advierten que esta transición generará disrupciones inmediatas y requerirá inversiones logísticas significativas por parte de los actores involucrados.

Un giro que redefine el comercio internacional
La eliminación del minimis se enmarca en una política comercial más amplia, orientada a reducir el déficit de la balanza comercial estadounidense mediante la aplicación de aranceles generalizados. En las últimas semanas, se anunciaron acuerdos con distintos países para establecer tarifas del 10% al 15% sobre sus exportaciones, con amenazas de elevar aún más esos valores si no se alcanzan consensos bilaterales.

En este contexto, la decisión de forzar a todos los envíos a pasar por el canal aduanero formal no solo modifica las reglas del comercio exterior, sino que también redefine los esquemas logísticos que lo sostienen. La agilidad que caracterizaba al e-commerce transfronterizo pierde terreno frente a una lógica de mayor control, trazabilidad y nacionalización de inventarios.

La próxima etapa del comercio electrónico global dependerá de la capacidad de adaptación de los operadores logísticos, del rediseño de las rutas de abastecimiento y de las respuestas de otros países ante esta política aduanera que, sin duda, marcará un punto de inflexión.

Fuente: Movant

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