Zulinka Pérez, efectivamente, cobró tras el colapso del techo de Jet Set. Pero, va la aclaración, era un pago legítimo, relacionado con los asuntos de la orquesta. Defender el interés de los músicos era lo justo.
Lo que dice la noticia en esencia:
No fue un soborno ni una compra de silencio.
Se trató de un pago documentado vinculado a la función organizativa de Zulinka Pérez con respecto a la orquesta de su padre, Rubby Pérez.
Valerio aclara que ella firmó como parte del manejo del tema de los músicos, lo cual es razonable dada la emergencia que se vivía tras el colapso.
También afirma que la ayuda de los Espaillat no se limitó solo a ella, lo que le resta cualquier aire de favoritismo o exclusividad indebida.
La nota busca desvincularla de cualquier percepción de oportunismo o interés personal. Más bien, la presenta como una persona que estaba manejando una situación complicada, donde había músicos heridos, fallecidos, y una necesidad urgente de cubrir compromisos.
La ayudaba a resolver un tema de urgencia para todos, y no estaba en plan de sacar ventaja personal: es exactamente lo que el abogado quiso dejar claro públicamente. No la desacredita, sino que intenta defenderla de las críticas y explicar el contexto humano y contractual del pago.
Los músicos tenían un acuerdo de cobrar ese día y ella les pagó. También se perdieron muchos equipos o todos los equipos de los músicos. ¿Quién se los iba a comprar? Además de eso tenían temas médicos y muchos de los que quedaron con problemas debían pagarlos. Por otro lado había un funeral que hacer de cada músico que falleció y todo eso es dinero. La compañía que los contrató que era la de RUBBY Pérez de la que ya él en vida había dicho que se iba a retirar y la iba a dejar a ella. Zunilka lo único que hizo fue actuar y resolver como una empresaria y continuar porque la vida debe continuar.
Fuente: Catalinahquez