Puerto Rico enfrenta un apagón masivo en vísperas del Año Nuevo que ha dejado sin electricidad al 81.84 % de los clientes de LUMA Energy, afectando severamente la vida cotidiana en la isla.
La avería, originada en la línea soterrada 230 de la central Costa Sur, paralizó servicios esenciales como el tren urbano, aeropuertos y centros comerciales, mientras que hospitales y otras instalaciones críticas operan con generadores. El proceso de restablecimiento avanza lentamente, y se espera que algunos sectores sigan sin luz hasta el jueves.
El descontento popular hacia LUMA ha aumentado, con protestas por los constantes apagones y alzas tarifarias. Figuras públicas como Bad Bunny expresaron su malestar, señalando el deterioro de la calidad de vida en la isla.
La gobernadora electa Jenniffer González exigió mayor rapidez en la solución del problema y prometió priorizar el sistema energético durante su mandato, aunque su postura respecto a LUMA ha sido ambigua.
El apagón revive el trauma del colapso energético tras el huracán María en 2017, dejando a los puertorriqueños a oscuras para recibir el 2025.
Restaurantes y locales nocturnos intentan salvar las celebraciones con generadores eléctricos, mientras la incertidumbre sobre el sistema energético sigue afectando la economía y la vida de los habitantes de la isla.