Sindicatos panameños, encabezados por el poderoso Suntracs, manifestaron su rechazo a las recientes declaraciones del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, quien exigió la “devolución” del Canal de Panamá.
Durante la protesta, quemaron una bandera estadounidense, volantes con el rostro de Trump y carteles con mensajes como “Donald Trump, Enemigo Público de Panamá”. Estas acciones tuvieron lugar frente al Parlamento, en medio de una movilización contra un proyecto de reforma a la Seguridad Social.
Saúl Méndez, secretario general de Suntracs, defendió la soberanía del canal y rechazó cualquier intento de injerencia extranjera.
El Gobierno de Panamá, liderado por el presidente José Raúl Mulino, respondió categóricamente a las declaraciones de Trump, recordando que el canal y sus zonas adyacentes son territorio panameño desde su transferencia en 1999, establecida en los Tratados Torrijos-Carter.
Mulino reafirmó que la soberanía de Panamá no está en discusión y condenó las amenazas que intentan deslegitimar la administración panameña de la vía interoceánica.
Trump también criticó al expresidente Jimmy Carter, quien firmó los tratados, y reiteró su acusación de que China influye en la gestión del canal, comentarios que Panamá ha rechazado.
El Canal de Panamá, inaugurado en 1914 y administrado por Estados Unidos hasta 1999, es una pieza clave de la economía panameña. En 2024 generó ingresos de casi 5.000 millones de dólares, con un aporte significativo al fisco nacional.
Estas declaraciones de Trump se producen en un contexto sensible, tras la reciente conmemoración de los 35 años de la invasión estadounidense de 1989 y el 25 aniversario de la transferencia del canal.
Panamá, que valora profundamente su soberanía sobre esta infraestructura, ha dejado claro que no tolerará amenazas ni intentos de desestabilización.