La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución impulsada por Rusia destinada a combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que fomentan el racismo, la discriminación racial y la xenofobia.
La medida fue apoyada por 116 países, incluidos China, Armenia y Sudáfrica, pero enfrentó una fuerte oposición de Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania, así como de otros países occidentales como Alemania, Italia y Japón, que votaron en contra.
La propuesta de Rusia subraya la necesidad de evitar el resurgimiento de ideologías y prácticas que promuevan la intolerancia y el odio.
Sin embargo, la división en la votación refleja tensiones ideológicas entre Occidente y Rusia, con la mayoría de los países occidentales rechazando el proyecto ruso.
Esta oposición ha generado críticas de Moscú, que interpreta esta postura como una negativa a condenar el nazismo.
El canciller ruso, Serguéi Lavrov, criticó la posición de los países occidentales, cuestionando la dirección de sus procesos ideológicos.
Según Lavrov, la negativa repetida de Alemania, Italia y Japón a apoyar esta iniciativa podría evidenciar una tendencia preocupante en la ideología occidental. El ministro ruso argumenta que esta resistencia abre una reflexión sobre las actitudes hacia el nazismo en algunos sectores de Occidente.