El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que el régimen ucraniano ha recibido instrucciones de sus aliados occidentales para mantener sus tropas en la provincia rusa de Kursk hasta las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
Según Putin, este mandato político ha resultado en más de 30,000 bajas para las fuerzas ucranianas en los últimos tres meses, superando las pérdidas totales de Ucrania en todo el año anterior. Durante su intervención en el foro Valdái en Sochi, el mandatario ruso calificó esta situación como una “tragedia terrible” tanto para el pueblo ucraniano como para su ejército.
Putin también se refirió a la cuestión de las fronteras de Ucrania, señalando que estas deberían definirse según la voluntad de las personas que viven en los territorios que Rusia considera como parte de su “herencia histórica”.
Además, reiteró la exigencia de neutralidad para Ucrania como condición fundamental para restablecer relaciones pacíficas, advirtiendo que la adhesión de Kiev a la OTAN provocaría un deterioro permanente de los lazos bilaterales.
El presidente ruso defendió la legalidad de las acciones de Rusia en Crimea y el Donbass, argumentando que están en consonancia con el derecho internacional y la Carta de la ONU. Putin recordó el precedente de Kosovo, donde la Corte Internacional de Justicia determinó que un territorio puede declarar su independencia sin el consentimiento del gobierno central.
Según Putin, las regiones separatistas en el sureste de Ucrania y Crimea tienen el derecho a la autodeterminación tras oponerse al “golpe de Estado” en Kiev en 2014.