El allanamiento en la residencia oficial del alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha generado gran atención mediática. Agentes del FBI se presentaron en Gracie Mansion, incautando el teléfono del alcalde en medio de una investigación cuyos detalles aún no han sido revelados.
Pese a la intervención de las autoridades, Adams, a través de su abogado Alex Spiro, manifestó su disposición a cooperar y criticó la manera en que se llevó a cabo la operación, calificándola como un intento de crear un espectáculo innecesario.
Horas después, en una declaración desde su residencia oficial, el alcalde expresó su frustración ante lo que describió como una persecución injustificada.
Afirmó que se le ha convertido en un blanco en base a acusaciones falsas, dejando claro que está preparado para enfrentar cualquier cargo que se le presente. Sin embargo, la falta de información específica sobre los cargos ha mantenido en suspenso a la opinión pública.
Mientras tanto, la fiscalía estadounidense en Manhattan se ha abstenido de ofrecer comentarios sobre el caso, manteniendo el proceso bajo un manto de discreción.
Esta situación ha generado incertidumbre sobre el futuro político de Adams, que hasta ahora ha defendido su inocencia con firmeza. El desarrollo del caso será crucial para su carrera y para la percepción de la justicia en este controvertido episodio.