Una Aduana transformada: El legado de eficiencia de Eduardo Sanz Lovatón

Desde que Eduardo Sanz Lovatón (a) Yayo asumió la Dirección General de Aduanas el 17 de agosto de 2020, la institución ha vivido una transformación profunda que combina modernización tecnológica, eficiencia recaudatoria, transparencia y una visión estratégica de país. Su gestión se ha sustentado en una premisa clara: convertir a la DGA en un organismo ágil, confiable y adaptado a las exigencias del comercio internacional del siglo XXI.

Al inicio de su mandato, la capacidad de control mediante rayos X apenas alcanzaba el 40 % de la mercancía que ingresaba al país. Hoy, gracias a la inversión en infraestructura tecnológica y al uso de inteligencia artificial, ese porcentaje supera el 96 %, lo que ha fortalecido la seguridad fronteriza y reducido significativamente las brechas para el contrabando y la subvaluación. En materia de recaudación, los resultados son igual de contundentes: la participación de Aduanas en el total de ingresos del Estado pasó del 18 % en 2020 al 25 % en la actualidad, un salto histórico alcanzado sin entorpecer el flujo comercial, sino mediante procesos más rápidos y seguros.

El impacto de la modernización no se mide solo en cifras, sino también en la experiencia del usuario. La digitalización de trámites, la renovación de sistemas operativos y la simplificación de procesos han reducido los tiempos de despacho y colocado a la República Dominicana en una posición competitiva frente a otros hubs logísticos de la región. La meta de convertir al país en un centro logístico de clase mundial no es una declaración vacía: hoy la infraestructura aduanera conecta con más de 55 países y 170 destinos, y se proyecta que en 25 años la logística —integrando puertos, aeropuertos, zonas francas y centros de distribución— sea uno de los pilares de la economía nacional.

En materia ética y de transparencia, la gestión de Sanz Lovatón ha sido pionera en implementar herramientas de control como la línea de denuncias ciudadanas y en obtener certificaciones internacionales, entre ellas la ISO 37001 de gestión antisoborno. Esto ha fortalecido la confianza de los usuarios y elevado los estándares institucionales a niveles nunca antes alcanzados.

La transformación también ha tenido un enfoque social y productivo. Programas de apoyo a pequeños y medianos productores han permitido que exportadores de piña que antes no tenían acceso a mercados internacionales hoy envíen su producto al extranjero. Este tipo de casos ilustran cómo una aduana moderna no solo recauda impuestos, sino que impulsa el desarrollo económico y abre oportunidades reales para sectores productivos.

Eduardo Sanz Lovatón ha logrado que la Dirección General de Aduanas deje de verse como una entidad meramente recaudadora para convertirse en motor de competitividad, facilitador del comercio y garante de la transparencia. Con resultados medibles, avances tecnológicos sin precedentes y una visión de futuro, su gestión marca un punto de inflexión en la historia de la institución y demuestra que, con liderazgo y planificación, es posible transformar profundamente una entidad pública en beneficio del país.

Fuente: Kary Lady Ramírez Almonte para El Nuevo Diario

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