Oda Heroica a las Mirabal
No hubo blancura igual a su blancura
Nardo, azucena, lirio… magnolia de su carne.
Carne hecha para el beso, fue pasto de las balas…
Las Mirabal cayeron bajo el plomo cobarde.
Ayúdame a subirlas al pedestal de piedra
donde graba la historia los nombres de sus mártires.
Ayúdame a decir que cosa grande hicieron
estas mujeres cíclopes, estas mujeres ángeles.
Un día de Reyes, pero de hace 48 años moría en Santo Domingo una poeta y defensora de los derechos humanos que bien vale la pena conocer o releer. Carmen Natalia Martínez Bonilla había nacido en San Pedro de Macorís el 19 de abril de 1917.
Escritora, periodista, feminista y poetisa romántica, firmó sus trabajos literarios con sus nombres de pila, sin sus apellidos. Emigró a Puerto Rico en 1950 como exiliada, por las persecuciones políticas a que fue sometida por el gobierno del dictador Rafael Leónidas Trujillo.
Escribió gran parte de su producción en el país vecino, donde trabajó en radio, televisión y dirigió la revista Ventanas. A la caída de Trujillo, fue nombrada Embajadora Alterna en las Naciones Unidas y, posteriormente, Representante Alterna en el Consejo de la OEA Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la OE y Delegada de la República Dominicana en la Junta Directiva de UNICEF. Representó a República Dominicana en congresos sobre liderazgo y capacitación femenina en diversos países de Latinoamérica, como Colombia, Perú y Brasil.
Volvió a nuestro país tras la muerte del dictador, pero muy quebrantada de salud por el mismo mal que se la llevó el 6 de enero de 1976.
Su poesía recibe y emite ese dolor que le causó la tiranía trujillista. En épocas de sumisión, Carmen se rebeló desde la cultura. «El hombre tras las rejas», por ejemplo, es un extenso monólogo donde «el hombre» es «el pueblo» y «las rejas» son la tiranía que combatió con tesón.