Quien se haya aficionado durante los últimos años a ver cómo la estrella de Hollywood Tom Cruise (Nueva York, 62 años) se juega el tipo en cada entrega de la saga Misión imposible sabrá que el actor no suele recurrir a dobles para rodar las escenas más peligrosas. Y si hay alguna duda sobre cómo el intérprete se compromete con su personaje del agente Ethan Hunt en la serie cinematográfica, la hemeroteca la despeja: “Sí, Tom Cruise arriesga su vida filmando estas secuencias”, ha dicho sobre él Christopher McQuarrie, director y responsable de cuatro de las ocho películas de Misión imposible, incluida la última, Misión imposible. Sentencia final, estrenada el pasado mayo.
Precisamente en la octava y última entrega ha acabado de reconocer a Tom Cruise como uno de los actores más atléticos y atrevidos de su generación. Han sido sus espectaculares acrobacias para la película por las que ha sido reconocido con un Récord Guinness mundial al mayor número de saltos en paracaídas en llamas realizados por una persona.
El reconocimiento, que fue anunciado el 4 de junio, premia a Cruise por ser el actor o especialista que más se ha acercado a esa cantidad de saltos que desafían a la muerte. En concreto, el nominado al Oscar en tres ocasiones saltó 16 veces desde un helicóptero atado a un paracaídas previamente empapado en combustible y al que se prendió fuego, justo antes de cortar los restos carbonizados del primer paracaídas y desplegar con seguridad uno de repuesto. “Ningún otro actor o especialista se ha acercado a esa cantidad de gotas que desafían a la muerte”, dicen en la nota de prensa.
Sobre esta hazaña, Craig Glenday, redactor jefe de Guinness World Records, ha declarado: “Tom no solo interpreta a héroes de acción, sino que es un héroe de acción”. Y ha continuado alabando la voluntad del actor por superarse con estas palabras: “Gran parte de su éxito se debe a su absoluta apuesta por la autenticidad y por superar los límites de lo que puede hacer un actor principal. Es un honor poder reconocer su absoluta intrepidez con este nuevo título Guinness World Records”.
Una misión nunca imposible para Tom Cruise
Pero la llegada del récord Guinness mundial no es del todo ajena para Cruise y su equipo, familiarizados desde hace tiempo con estas increíbles tomas de acción aérea. En 2018, después de Misión: Imposible: Fallout, el estadounidense se convirtió en el primer actor en completar un descenso HALO (acrónimo inglés de high altitude, low open; en español, gran altitud, baja apertura) ante la cámara.
Para reproducir la sensación de una misión secreta de espionaje, el equipo utilizó una táctica militar real, consistente en volar extremadamente alto —hasta los 25.000 pies (más de siete kilómetros)— y luego dejar caer al intérprete en picado a 200 MPH (millas por hora) hasta por debajo de los 2.000 pies, antes de que este despliegue su paracaídas y se pueda colar así en un país sin ser detectado.
Otras de las misiones no del todo imposibles para el actor en los rodajes de la saga fue escalar el rascacielos más alto del mundo (828 metros), el Burj Khalifa de Dubái (para Misión: Imposible. Protocolo fantasma, 2011) o la caída del rascacielos de Shanghái, para la que se dejó caer sujeto a una grúa, desde casi 20 metros de altura, hasta que su cabeza acabó a escasos 50 centímetros del suelo (para Misión: Imposible 3, 2006).
Tampoco es el primer récord Guinness para Tom Cruise, que ostenta el de actor con más películas consecutivas con una recaudación de 100 millones de dólares, en concreto por sus 11 títulos entre Jack Reacher (2012) y Misión: Imposible. Sentencia final (2025).
Fuente: El País