Las recientes lluvias en el sur de California han traído alivio para los equipos de bomberos que trabajan en la contención de incendios forestales como los de Palisades y Eaton.
Sin embargo, este clima húmedo también ha generado preocupación por los riesgos de escorrentías tóxicas en las laderas quemadas. El Servicio Meteorológico Nacional advirtió que las precipitaciones podrían provocar flujos de lodo y escombros si las lluvias se concentran en zonas afectadas por el fuego, lo que representa un peligro tanto para los residentes como para el medio ambiente.
Las autoridades locales, lideradas por la alcaldesa de Los Ángeles, Karen Bass, han tomado medidas para mitigar el impacto de las lluvias en áreas quemadas. Estas acciones incluyen la instalación de barreras, la limpieza de drenajes y la distribución de sacos de arena en comunidades vulnerables.
Además, se ha alertado a los residentes sobre los peligros de las cenizas tóxicas, que contienen una mezcla de sustancias peligrosas derivadas de materiales incinerados, instando al uso de equipo de protección durante las tareas de limpieza.
Aunque las lluvias ayudarán a combatir la sequía extrema que afecta a gran parte de la región, el recuerdo de desastres previos, como los aludes de Montecito en 2018, ha generado inquietud.
Mientras algunos incendios, como el de Eaton, ya están casi controlados, otros, como el Border 2 en San Diego, continúan activos. Las autoridades siguen trabajando para prevenir más daños y minimizar los riesgos asociados con las lluvias en estas zonas vulnerables.