Por Néstor Saavedra
Si en este momento del año estás acompañado, si estás con tu familia o con amigos, compartiendo una cena, un momento, una sonrisa, entonces, por favor, no leas esta nota. Es que ha sido escrita pensando en ti, que estás solo.
Hay soledades elegidas, que son muy ricas, porque permiten dedicar tiempo y esfuerzo a quien la escogió y su mundo, sus talentos, su profesión, su arte. Son bellas soledades.
Pero también hay soledades que no se eligen, que llegan, que irrumpen: un fallecimiento, una separación, un viaje, una enfermedad… Son tristes, agobiantes, inoportunas. Para estos solos estoy escribiendo esta nota.
Muchísimos están solos sin quererlo en todo el mundo, en nuestro país y en el barrio. Quizá estés leyendo estas líneas en ese silencio de tu casa muda; o en la cama de un hospital, donde se prefiere el silencio al grito desgarrador; o en esa casa de ancianos; o en esa guardia militar o policial; esa celda cuyos barrotes hablan solo tragedias; ese barco que cruza algún mar vaya a saber por qué punto del planeta…
Donde estés te agradezco por leer nuestro portal de noticias: escribimos para ser queridos y nada nos hace mejor que saber que eres parte de esto tan maravilloso, que se llama comunicación. También te aseguro que, muchas veces en la vida, solo Dios puede llenar esa soledad, darte esa compañía, porque con solo hablar con él, pedirle, agradecerle, ya tendrás su presencia.
Desde este portal, que pretende llevarte una noticia, una reflexión, una distracción, queremos desearte un 2025, donde logres convertir esa soledad en un tiempo creativo: no es fácil cuando se extraña, se añora, se sufre, pero es posible. El corazón suele negarlo, pero se puede. Somos seres sujetos a los más extraordinarios milagros y lo decimos por experiencia propia, porque la muerte rondó nuestra vida y seguimos escribiendo.
¡Feliz Año Nuevo! ¡Se puede!