República Dominicana, un país atiborrado de impuestos

Todavía hay funcionarios capaces de decirnos que la carga tributaria es baja en nuestro país en relación la de otras naciones de economía similar, razón por la cual estaría justificada una nueva reforma impositiva. Se necesita de mucho coraje para tal atrevimiento.

En este país las empresas pagan cuatro veces impuestos al mes, equivalentes a 48 al año. A esto súmasele la liquidación anual y las tres cuotas de anticipo, para un total de 52, lo que dividido en los 301 días laborables del año, incluidos los sábados, hacen un promedio de un impuesto por cada 5.7 días. Si el cálculo se hiciera sobre los impuestos que se pagan cada mes, un total de siete, tendríamos la suma de 88, o sea el pago de impuesto cada 3.4 días, un récord mundial imposible de superar.

Esto significa una total y absoluta falta de liquidez permanente de las medianas y pequeñas empresas lo que está ocasionando serios problemas a la actividad económica, situación esta que finalmente habrá de reflejarse a nivel nacional por cuanto pudiera significar una menor capacidad de compra de las primeras con una pérdida segura de empleos.

Hablar en estas condiciones de nuevos impuestos me parece imprudente, por insostenible. Una nueva reforma impositiva despojaría a los sectores productivos, tanto de bienes como de servicios, de toda posibilidad de competencia no sólo a nivel internacional, sino dentro de nuestro propio mercado, que quedaría así a merced de las grandes multinacionales y de aquellas pocas del país en capacidad de sobrevivir a los efectos de una eventual reforma.

En cuanto a la responsabilidad tributaria de los particulares, agréguese a todo esto el hecho absurdo de tener que pagar impuestos anticipados sobre la base de una presunción de ingresos, basada en el ejercicio fiscal anterior. Naturalmente, esto no afecta a los evasores, perennes beneficiarios de amnistías fiscales.

Fuente: Miguel Guerrero para El Caribe

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