La capacidad de un Estado para financiar servicios públicos, infraestructura y programas sociales depende, en gran medida, de su eficiencia recaudatoria. En América Latina y el Caribe (ALC), los niveles de recaudación tributaria como porcentaje del PIB varían drásticamente, desde el 32 % en Brasil hasta apenas el 11.6 % en Guyana. Un informe reciente de la OCDE y otros organismos internacionales revela las disparidades fiscales en la región, destacando avances y desafíos críticos en la administración tributaria.
Brasil a la cabeza, México y Perú rezagados
Según el informe Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2025, Brasil lidera la región con una recaudación equivalente al 32 % de su PIB, superando incluso el promedio de la OCDE (34.6 %). Este resultado refleja no solo el tamaño de su economía, sino también una estructura impositiva compleja y una administración fiscal más consolidada. Le siguen Jamaica (29 %) y Barbados (28.1 %), países que, aunque pequeños, mantienen sistemas tributarios eficientes.
Argentina, con un 27. 8%, ocupa el cuarto lugar, pero su alto nivel de presión fiscal contrasta con problemas estructurales como la evasión y la economía informal. Uruguay y Costa Rica, con 27.4 % y 24.9 % respectivamente, completan el grupo de naciones con mayor recaudación relativa.
En el otro extremo, México (17.7 %), Perú (17 %) y República Dominicana (14.3 %) figuran entre los países con menor recaudación en proporción a su PIB. Panamá (11.9 %) y Guyana (11.6 %) cierran la lista, evidenciando sistemas fiscales con margen significativo de mejora.
Factores detrás de las diferencias
Las disparidades en la recaudación responden a múltiples factores:
Estructura económica: Países con sectores formales más amplios, como Brasil y Uruguay, logran mayor recaudación.
Políticas tributarias: Algunas naciones dependen de impuestos indirectos (como el IVA), que suelen ser menos progresivos.
Evasión e informalidad: En Centroamérica y el Caribe, la economía sumergida limita la base impositiva.
Capacidad institucional: Administraciones tributarias débiles o corruptas dificultan una recaudación eficiente.
República Dominicana: crecimiento recaudatorio, pero con asignaturas pendientes
Aunque la República Dominicana se ubica en la parte baja del ranking (14.3% del PIB), ha mostrado avances notables. En el primer semestre de 2025, la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) reportó una recaudación de RD$472,172.1 millones, un 9.3% más que en 2024. Este crecimiento se atribuye a una mayor formalización económica, mejoras en el cumplimiento voluntario y un entorno macroeconómico estable.
Sin embargo, persisten retos:
Alta informalidad. Cerca del 50 % de la fuerza laboral opera fuera del sistema tributario.
Evasión fiscal. Se estima que el país pierde alrededor de un 2 % del PIB anual por este concepto.
Base tributaria estrecha. Menos del 30 % de los contribuyentes declaran ingresos sujetos a impuestos.
Expertos coinciden en que una reforma fiscal integral, con énfasis en la progresividad y la lucha contra la elusión, es clave para elevar la recaudación sin asfixiar a los contribuyentes.
El camino a seguir: ¿Cómo cerrar la brecha tributaria?
América Latina enfrenta un dilema: aumentar la recaudación sin frenar el crecimiento. Algunas estrategias clave incluyen:
Combate a la evasión. Fortalecer los organismos fiscales con tecnología y cooperación internacional.
Simplificación tributaria. Reducir la complejidad de los sistemas para incentivar el cumplimiento.
Impuestos progresivos. Gravar más a quienes más tienen, en lugar de depender de impuestos al consumo.
Inclusión financiera: Formalizar a pequeños negocios mediante incentivos y facilidades de pago.
Mientras Brasil y Uruguay demuestran que es posible alcanzar niveles de recaudación cercanos a los de países desarrollados, naciones como México y República Dominicana aún tienen un largo camino por recorrer. La diferencia entre unos y otros no solo refleja políticas fiscales, sino también la capacidad de los Estados para construir sistemas justos y eficientes.
La tributación en América Latina sigue siendo un tema de contrastes. Mientras algunos países logran niveles óptimos, otros arrastran sistemas frágiles que limitan su desarrollo. El desafío no solo es recaudar más, sino hacerlo de manera inteligente y equitativa. La región tiene la oportunidad de aprender de sus propias experiencias y construir sistemas fiscales que impulsen el progreso sin dejar a nadie atrás.
Fuente (menos título): Mercado