El Día de Corpus Christi es celebrado por la Iglesia Católica Apostólica Romana. Su nombre recuerda al cuerpo de Cristo y en templos de muchos países del mundo se lo rememora a través de la eucaristía.
Según la Biblia, el Jueves Santo, durante la Última Cena, Jesús convirtió el pan y el vino en su cuerpo y en su sangre, y los compartió con sus discípulos. De acuerdo con historiadores, sin embargo, la fiesta surgió en la Edad Media, cuando en 1208 la religiosa Juliana de Cornillon promueve la idea de celebrar una festividad en honor al cuerpo y la sangre de Cristo presente en la Eucaristía. Así, se celebra por primera vez en 1246 en la Diócesis de Lieja (Bélgica).
Específicamente, Corpus Christi se celebra el jueves que sigue al noveno domingo después de la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. En algunos países esta fiesta ha sido trasladada al domingo siguiente para adaptarse al calendario laboral.
Al margen de la tradición, la fiesta católica y el descanso otorgado por el Estado Nacional para trabajadores y escolares, es un buen momento para que todos recordemos cómo está nuestra relación individual con Dios, que envió a su hijo Jesús, como un hombre de carne y hueso («Corpus Christi»), para que entregara su vida en la cruz, con el propósito de perdonar nuestras faltas.
Corpus Christi nos señala que Jesús no fue un fantasma ni un espíritu y que, en consonancia con el plan de Dios narrado en el Antiguo Testamento, se transformó en el sacrificio perfecto para colocarnos en correcta relación con él, pese a nuestra naturaleza pecaminosa, nuestra tendencia a hacer el mal en lugar del bien.
Corpus Christi también nos enseña que debemos hacer el bien con nuestro cuerpo, con nuestra vida, ya que quienes creen en Jesús como su Salvador también lo reconocen como Señor y, por tanto, obedecen a sus mandatos y, no solo piensan en hacer lo bueno o critican lo malo, también lo realizan.
Un día libre para disfrutar, pero también para pensar. Un buen momento en la vida para hacer una pausa y reflexionar en el sentido de nuestra vida.
Fuente: El Día