Jorge Mario Bergoglio, el único Papa no europeo de la historia de la Iglesia católica, comparte con San Pedro (c. 1-67 d. C.), el sirio Gregorio III (731-741), el neerlandés Adriano VI (1522-1523), el italiano Pío IX (1846-1878), el genovés Benedicto XV (1914-1922) y bergamasco Juan XXIII (1958-1963), entre otros, una triste coincidencia: ninguno de ellos regresó a su tierra natal después de haber sido elegido Sumo Pontífice.
A lo largo de la historia, varios Papas nunca regresaron a su tierra natal después de asumir el papado, ya sea una región de nacimiento, país o ciudad. Y esto se debe a diferentes razones, como la falta de costumbre de viajar en siglos anteriores, las guerras, las condiciones políticas de su tiempo, o en casos recientes, decisiones personales.
Pero el caso de Francisco es excepcional: desde que partió de Buenos Aires a Roma en marzo del 2013 con un par de zapatos viejos puestos y un bolso liviano él siempre quiso volver a la tierra del tango, a la ciudad de sus afectos, al pueblo de la Virgen de Luján, al barro santiagüeño de Mama Antula.
Incluso, Bergoglio soñó alguna vez con participar el 1 de abril de 2020 de la ceremonia por los 500 años de la primera misa celebrada en territorio argentino, en Puerto San Julián, Santa Cruz. Ese día, un Domingo de Ramos pero de 1520, la escuadra capitaneada por Fernando de Magallanes que días antes había encontrado las costas de lo que más tarde se conocería como Patagonia, se rindieron ante el sermón del sacerdote español, oriundo de Écija, Pedro de Valderrama. Fue el domingo anterior al Domingo de Pascua. Inmejorable ocasión para escuchar un sacramento de piedad que mantenga a esos navíos aventurados fuertes y fieles. Ese día se bautizó y dio el nombre de Juan a un indio patagón.
De hecho, muchos en la Iglesia creen que ese 1 de abril de 1520 es el verdadero día en que nació la Patria argentina. Quizá por ese motivo, Francisco pidió a sus colaboradores tiempo antes del quincentenario que analicen la posibilidad de regresar a la Argentina, ver locaciones para su recorrida, los destinos a visitar en el interior profundo. La pandemia de Covid no lo permitió. En el 2020 no viajó a ninguna parte.
¿Cuántos viajes realizó el papa Francisco al exterior?
En casi 12 años de papado Francisco realizó 47 viajes apostólicos fuera de Italia y estuvo en 66 países. Recorrió 32.814 kilómetros en avión, según Religión Digital.
Pablo VI fue el primer papa en salir de Italia desde 1809: en 15 años, realizó 9 viajes pastorales visitando 19 países. Más cerca en el tiempo, Juan Pablo II estuvo en 129 países en 104 visitas pastorales durante los 25 años de su pontificado, incluida la Argentina. Mientras que Benedicto XVI visitó 23 países en 24 viajes en ocho años.
En Sudamérica el papa Francisco visitó Brasil en 2013, el primer viaje a cuatro meses de la fumata blanca; Estuvo en Ecuador, Bolivia y Paraguay en 2015; en Colombia en 2017, y en Perú y Chile en 2018. Además de faltarle Argentina, tampoco estuvo en Uruguay ni Venezuela, unos de los países que más atención le tuvo en los últimos tiempos. Siempre se dijo que si venía a la Argentina, también iría a Uruguay. Tampoco los uruguayos lo pudieron disfrutar.
El año pasado, a pesar de sus problemas de salud, realizó el viaje más largo del pontificado: se fue 11 días por Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur. Y dos semanas después visitó Luxemburgo y Bélgica, para más tarde cerrar el 2024 con una pasada por la isla de Córcega, en Francia.
Bergoglio eligió minuciosamente sus viajes y destinos: casi siempre fueron lugares donde reina la minoría católica, como Egipto o Emiratos Árabes, o donde él creyó que debía estar presente para reforzar la universalidad de su mensaje y no perderse Jornadas Mundiales de la Juventud, Encuentros Mundiales de las Familias o Congresos Eucarísticos Internacionales. Pero el papa también recorrió el mundo para remarcar su liderazgo y dejar la impronta de sus encíclicas, como la célebre Laudato Sí que encomendó a la humanidad. Francisco fue durante 4.421 días, 631 semanas y 145 meses el ser humano más influyente de la Tierra.
¿Por qué el papa Francisco no regresó a la Argentina?
El papa latino dio más que una vuelta al globo terráqueo en avión y no pisó Argentina. Sí cruzó el espacio aéreo nacional en dos oportunidades al volar rumbo a Asunción y hacia Santiago de Chile, lo que motivó por protocolo el envío de telegramas a los presidentes de ese entonces Cristina de Kirchner y Mauricio Macri, con mensajes para los argentinos.
«Al sobrevolar la amada Patria argentina para dar comienzo a mi visita pastoral a Paraguay, me alegra enviar un cordial saludo a vuestra excelencia, expresando mi cercanía y afecto a esta querida Nación, para la que le pido al Señor copiosas gracias que le permitan progresar en los valores humanos y espirituales, acrecentando el compromiso para la justicia y la paz», le escribió a la ex jefa de Estado en 2015.
Los motivos de no regresar fueron muchos, multicausales, que involucran distintos factores y decenas de personas. Según pudo saber este cronista, que participó activamente de jornadas de organización y debate para su vuelta a la Argentina, Bergoglio planificó al menos seis visitas frustradas.
La mayoría incluían recorridas por villas o asentamientos, visitas a cárceles y lavadas de pies a personas privadas de su libertad, encuentros con abuelos olvidados. Nunca se pensó en la Casa Rosada. Pero sí en que durmiera una noche a pocos metros de la Casa de Gobierno, en su antiguo departamento de la Catedral porteña, donde varias veces se habló del operativo regreso. En otras charlas se mencionó la posibilidad de ir a Salta, por la fe que moviliza la Virgen del Milagro, pero también por su amor por los pueblos originarios de la Puna. Incluso, una vez se propuso que vaya a bendecir Vaca Muerta, a reunirse con los mapuches y a ver el terreno de Añelo donde se pretende levantar una nueva capilla.
La frustrada visita a Santiago del Estero, Luján y Quilmes
La última visita había sido prevista entre noviembre y diciembre del 2024, e incluía un vuelo directo de Roma a Santiago del Estero, donde una pista internacional permitía el aterrizaje del Airbus 380 o el Boing 787 de ITA Airways. El Circuito Termas de Río Hondo tiene capacidad para albergar a más de 2 millones de personas. Eso se calculó que podía movilizar la llegada del papa a la Argentina: 2 millones de fieles, 60 mandatarios y más de 1.400 medios de comunicación de todo el mundo. No es para asustarse: en Brasil congregó a 4 millones.
En la curia local leyeron que la sorpresiva mudanza de la Sede Primada de Argentina de Buenos Aires a Santiago del Estero del 22 de julio de 2024 fue un férreo indicio de su intención de volver, además de una reparación histórica para los santiagüeños, en espacial después de la canonización de la primera santa jesuita de Argentina: María Antonia de San José (Mama Antula). El 8 de de diciembre Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María también fue leído como una fecha especial para que Francisco regrese a Luján. Hasta se pensó en esas reuniones de religiosos y laicos una parada por el conurbano, de visita a un nuevo centro médico para ancianos ubicado en San Francisco Solano, partido de Quilmes. Sin embargo, su estado de salud y la falta de «condiciones» estropearon los planes y el regreso.
Francisco siempre exigió a quienes lo escucharon de cerca «condiciones» para su regreso. ¿Qué significaban esas «condiciones» que pedía insistentemente? Se dice que una era que la dirigencia política, social, económica, sindical y eclesiástica argentina se alineen en unidad, pero la primera dificultad siempre fue su propia organización y lo engorroso que le resultó que su mensaje y sus acciones calen profundo en la Iglesia criolla, como sí sucedió en otras partes del mundo.
“¿Si iré a la Argentina? Es una cosa aún no decidida. Yo querría ir ¿no? Es mi pueblo. Querría ir, pero aún no está decidido. Hay diversas cosas para resolver antes”, respondió sentado en una silla de ruedas, la última vez que le preguntaron periodistas arriba de un avión.
Canarias y China eran su prioridad cercana y la más ambiciosa, respectivamente. A Canarias quería ir para visibilizar la crisis de los migrantes, los muertos en el mar. A la China comunista quería entrar para demostrar que Dios tiene un gran corazón suficiente para abrazar a todas y todos, y que la paz, la convivencia entre pueblos, es la única salvación. Tampoco lo pudo lograr.
¿Qué faltó para que el papa Francisco regrese a la Argentina?
Los últimos cuatro presidentes argentinos lo invitaron formal e informalmente a regresar a la Argentina. También lo hizo la conducción de la Iglesia y cientos de sus pastores. Lo hicieron por vías diplomáticas, a través de mensajes de emisarios, y hasta por los medios de prensa. Pero Francisco nunca dejó que nadie le organice la agenda exterior, mucho menos los tiempos de sus viajes. Creía que los años electorales no eran buenos para desembarcar en su país (nunca le gustó la palabra desembarco por remitir a tropas, armas, guerra y muerte).
Fuente: Sebastián Penelli para Ámbito Financiero