¿Pensaste lo difícil que es ser atleta palestino en los Juegos Olímpicos?

El atleta Mohammed Dwedar (foto) viajó a París desde su casa en Jericó, ciudad de Cisjordania que está ocupada por Israel. Es uno de los ocho palestinos que compiten en París en los Juegos Olímpicos. Junto con el equipo israelí, están viviendo la competición de manera muy distinta a los demás deportistas.

Layla Almasri, quien al igual que Dwedar compite en los 800 metros, dijo a The New York Times: “Estamos aquí para competir, pero también somos diplomáticos … Sin duda, es algo diferente con lo que tenemos que compaginar”.

Almasri forma parte de un contingente procedente no solo de Cisjordania, sino también de la diáspora palestina. Nació y creció en Estados Unidos pero sus padres provienen de Nablus, otra ciudad de Cisjordania, y empezó a competir con el equipo palestino el año pasado. Valerie Tarazi, una nadadora que portó la bandera palestina en la ceremonia inaugural, es del área de Chicago, pero dijo que su familia era una de las más antiguas familias cristianas palestinas y que su historia en Gaza se remonta al año 400.

Dwedar dijo a la prensa que conducir a una ciudad palestina cercana para una competición atlética a menudo requería un agotador viaje de horas a través de los puestos de control militares israelíes. Ahora esos viajes son prácticamente imposibles porque las incursiones israelíes en Cisjordania se han intensificado de manera drástica desde el comienzo de la guerra.

Wasim Abusal, un peso pluma de 20 años de Cisjordania que compite en boxeo en la categoría de 57 kilogramos (126 libras), contó que no pudo encontrar compañeros de entrenamiento de su propio peso, por lo que entrenó con un boxeador que competía con 71 kilos, unos 10 kilos más.

Ningún atleta de Gaza pudo unirse al equipo olímpico en Francia este año. Mohammed Hamada, quien en los Juegos Olímpicos de Tokio se convirtió en el primer palestino en competir en levantamiento de pesas, perdió su cupo tras perder 20 kilos mientras estaba atrapado en Gaza.

Tamer Qaoud, de 20 años y corredor de media distancia, regresó a casa de una competición en China solo dos días antes de la guerra y pasó la mayor parte de los nueve meses siguientes buscando seguridad y alimentos para su familia. Qaoud perdió a su entrenador en un ataque en el sur de Gaza, y dijo que temía que incluso un trote corto pudiera hacer que terminara en una zona donde cayeran bombas o estuviesen soldados israelíes.

Por eso, la semana pasada, en vez de izar la bandera en París junto a Dwedar y Almasri, Qaoud vio la ceremonia inaugural desde una abarrotada tienda de campaña en Deir al Balah, en el centro de Gaza, donde ahora vive con sus padres y hermanos desplazados. “Estoy orgulloso de verlos allí”, dijo. “Pero es doloroso por lo mucho que deseo estar allí”.

Tarazi recuerda que, al regresar de una competición en el extranjero, se enteró de que un compañero, jugador de voleibol de playa, había muerto en un bombardeo. En junio se supo la noticia de que Majed Abu Maraheel, quien en 1996 se convirtió en el primer abanderado olímpico de su país, había muerto en Gaza por falta de tratamiento para una insuficiencia renal, según declaró su esposa, Nihad Abu Maraheel.

El sueco Nebil Ibrahim la ganó con comodidad al palestino Wasim Abusal, pero confesó ser “un firme partidario de Palestina, y me rompe el corazón tener que terminar su sueño”. De vuelta a los entrenamientos de atletismo, Brooks, la heptatleta estadounidense, que había intercambiado insignias de amistad con Dwedar, colocó la insignia palestina sobre una de la Torre Eiffel en el cordón atado a su credencial olímpica, y luego posó para una foto antes de abrazar a Dwedar y a su entrenador.

Fuente: The New York Times

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