La resolución impulsada por Rusia en la Asamblea General de la ONU para combatir la glorificación del nazismo y prácticas relacionadas con la discriminación racial fue aprobada con 116 votos a favor, 54 en contra y 11 abstenciones.
Entre los países que apoyaron la medida se encuentran China, Corea del Norte, y Sudáfrica, mientras que Estados Unidos, Reino Unido y Ucrania encabezaron la oposición junto a otras naciones occidentales como Alemania, Italia y Japón.
El documento, presentado por Rusia, busca frenar la exaltación del nazismo y el neonazismo, señalando su conexión con el resurgimiento de ideologías racistas y xenófobas. Sin embargo, Estados Unidos y sus aliados argumentaron que la resolución podría ser utilizada por Moscú para justificar políticas internas que restringen libertades civiles y suprimir opositores bajo el pretexto de combatir el extremismo.
Estos países consideran que el enfoque de Rusia es ambiguo y potencialmente manipulable. El canciller ruso, Serguéi Lavrov, criticó la postura de los países occidentales, señalando que su rechazo constante a esta iniciativa genera preocupación sobre las tendencias ideológicas en Europa y América del Norte.
En declaraciones anteriores, Lavrov cuestionó cómo potencias que formaron parte de la coalición antifascista en la Segunda Guerra Mundial podrían oponerse a un documento que condena abiertamente el nazismo. Según el ministro, esta resistencia evidencia una preocupante reinterpretación histórica en Occidente.