Narrativas en disputa: escenarios del PRM hacia 2027 con Yayo, Guido y Wellington

El Partido Revolucionario Moderno (PRM), actual fuerza gobernante de la República Dominicana, se encuentra en plena efervescencia interna de cara a las elecciones presidenciales de 2027. La fortaleza de un partido en el poder no solo depende de sus resultados en el gobierno, sino también de la capacidad de construir narrativas convincentes alrededor de sus aspirantes.

Yayo Sanz Lovatón encarna la narrativa de la tecnocracia y la modernización. Su paso por la Dirección General de Aduanas lo proyecta como un funcionario eficiente, vinculado a la digitalización y al fortalecimiento de la recaudación fiscal. Su fortaleza radica en el respaldo de sectores empresariales y tecnocráticos que ven en él un rostro de eficacia y transparencia. No obstante, su gran desafío es trascender ese círculo de élite para conectar con las bases populares del PRM, donde aún no ha logrado arraigo. Su futuro dependerá de su capacidad para traducir resultados técnicos en un relato emocional que inspire confianza ciudadana.

Por otro lado, Wellington Arnaud se presenta como el candidato de la gestión comunitaria y la proximidad territorial. Su labor en el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA) lo ha vinculado con comunidades rurales, donde el acceso al agua es sinónimo de dignidad. Su narrativa lo muestra como un funcionario cercano, joven y con sensibilidad social. Sin embargo, su limitado reconocimiento en los grandes centros urbanos y su menor acceso a recursos lo colocan en desventaja frente a competidores con mayor maquinaria política. Su escenario más probable es consolidarse como alternativa generacional y social dentro del PRM, con potencial de crecimiento a futuro.

Guido Gómez Mazara, en cambio, ocupa una posición distinta: la del eterno disidente interno. Su fuerza narrativa descansa en la denuncia, la crítica y la defensa de la democracia partidaria. Actualmente, su figura tiene resonancia en sectores inconformes del PRM y en el debate mediático, donde exhibe agilidad retórica. No obstante, su debilidad radica en la falta de estructura territorial sólida y en la percepción de ser un aspirante sin viabilidad real. Su escenario más probable es servir como catalizador del descontento interno, influyendo en el debate y condicionando la agenda, más que alcanzar la nominación.

Si se comparan estos perfiles con los analizados la semana pasada, David Collado, Raquel Peña y Carolina. Collado encarna el liderazgo urbano y empresarial con alta proyección nacional; Raquel Peña representa la narrativa de la estabilidad gubernamental y la confianza institucional; Carolina Mejía sobresale como la figura con mayor equilibrio entre visibilidad y estructura Guido, la disidencia contestataria.; Yayo como el técnico que debe convertirse en político; y Wellington como el joven con potencial, aunque aún con techo limitado.

El PRM, en definitiva, tiene una riqueza narrativa que refleja sus tensiones internas. Como señaló Murray Edelman, “la política es antes que nada un proceso de construcción simbólica”. De cómo logren estos aspirantes construir marcos de sentido dependerá no solo la candidatura presidencial, sino la identidad del PRM en los próximos años.

La narrativa no solo define candidatos, define el rumbo de la nación. Quien conquiste la narrativa, conquistará la candidatura. Y como subrayó George Lakoff: “quien controla el marco, controla la realidad política”.

Fuente: Leonardo Gil para Últimas Noticias

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