El jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov, murió junto a su asistente tras la explosión de un artefacto en Moscú.
Según informaron las autoridades rusas, el dispositivo detonó en un scooter ubicado cerca de la entrada de un edificio residencial. El Comité de Investigación de Rusia ha abierto un caso penal, calificando el hecho como un atentado y señalando posibles implicaciones de sabotaje y terrorismo, mientras equipos revisan las cámaras de seguridad y analizan el área en busca de pruebas.
La agencia Reuters y otros medios sugirieron, citando fuentes en el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), que el atentado podría haber sido orquestado por organismos ucranianos.
Kirílov era conocido por sus denuncias públicas sobre las actividades de laboratorios biológicos presuntamente financiados por EE.UU. en Ucrania y otros países, así como por sus acusaciones de provocaciones con armas químicas en conflictos recientes.
La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, destacó el trabajo de Kirílov en defensa de los intereses nacionales rusos, describiéndolo como un líder comprometido con “la verdad y la Patria”.
Ígor Kirílov, quien dirigía las Tropas de Defensa NBQ desde 2017, tuvo un papel clave en el desarrollo de soluciones contra el covid-19, colaborando en la creación de la vacuna Sputnik V y del primer sistema de pruebas de diagnóstico.
Su muerte representa una pérdida significativa para las Fuerzas Armadas rusas y marca un nuevo episodio en la creciente tensión regional entre Rusia y Ucrania.