El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva sugirió convocar a nuevas elecciones, una posición que ya sonaba en los bastidores del poder en Brasilia. Maduro «podría intentar hacer un llamado al pueblo de Venezuela, tal vez incluso convocar un programa electoral, establecer criterios para la participación de todos los candidatos … y dejar que observadores de todo el mundo vayan a ver las elecciones», afirmó en una entrevista Lula, que «aún no» reconoció los resultados.
En la misma línea, su homólogo colombiano, Gustavo Petro, pidió «nuevas elecciones libres» con «garantías totales a la acción política» y el «levantamiento de todas las sanciones» económicas de Estados Unidos contra Venezuela.
Maduro ya descartó. el 31 de julio, tres días después de su proclamación, repetir los comicios. «¿Gané la partida de dominó y pido que se repita? Es así como que estamos jugando dominó, yo gano y ‘¡qué se repita esto por favor! No, ya ganaste, tómate una cervecita», había señalado en una rueda de prensa.
Entre tanto, el Parlamento venezolano aprobó el jueves por unanimidad su primera medida: la regulación de las oenegés, iniciativa que activistas temen restrinjan derechos civiles. Maduro pidió acelerar la discusión de un paquete de leyes que también incluye la regulación de redes sociales y el castigo contra el fascismo, término usado con frecuencia por el gobierno para referirse a la oposición. El chavismo tiene mayoría absoluta en la unicameral Asamblea Nacional.