Los judíos de Sosúa en República Dominicana: un recuerdo para Rosh Hashaná (Año Nuevo)

¡Feliz Año Nuevo Judío para todos los amigos de esta colectividad! Un buen momento para recordar aquella historia de la primera comunidad de judíos que llegaron al país en 1940.

El presidente Rafael Leónidas Trujillo, obsesionado con la blancura de la raza, vio el éxodo de los judíos de Europa del Este, en los tiempos del ascenso de Adolf Hitler al poder y el cierre de fronteras, como una oportunidad para promover su agenda racial: los judíos europeos podrían procrearse con las mujeres dominicanas, quienes darían a luz a bebés de piel más clara. Así, se comprometió a acoger a 100,000 judíos (solo llegaron 757), tal como señala el historiador Herbert Stern en su libro Hechos y documentos sobre la presencia judía en República Dominicana.

En 1940, en plena Segunda Guerra Mundial, Trujillo firmó un acuerdo con la Asociación de Asentamientos de República Dominicana (DORSA, por sus siglas en inglés), un programa del Comité Judío Americano de Distribución Conjunta. Y el 10 de mayo llegó el primer barco. El destino de estos migrantes fue Sosúa, en una propiedad de unos 105 kilómetros cuadrados que el dictador había comprado y que tenía barracas y casas abandonadas desde la época en que se retiró la United Fruit Company y dejó su plantación de plátanos.

Los colonos fueron instruidos por expertos en el cultivo de frutos subtropicales y recibieron 33 hectáreas de terreno y, al menos, 10 vacas. Una más si tenían esposa, y dos extra por cada hijo. Además DORSA les prestaba 10,000 dólares que, una vezque empezaban a cobrar por su trabajo como agricultores y ganaderos, debían devolver.

Calor excesivo, idioma desconocido, nuevas enfermedades, falta de tuberías e inexistencia de electricidad complicaron las cosas. Pero, si algo caracteriza al pueblo judío es su tenacidad: fueron haciendo mejoras poco a poco y, al tiempo, ya habían transformado el asentamiento en un lugar más agradable, con la apertura de una pequeña biblioteca, un comedor y una sinagoga en la que reunirse.

Con el fin de la Segunda Guerra Mundial en 1945, muchos judíos de todo el mundo buscaron oportunidades en Estados Unidos, como algunos de República Dominicana, especialmente aquellos que querían estudiar.

Para 1947, en Sosúa solo quedaban 386 refugiados. Y, cuando murió Trujillo, en 1961, había 155. Con el pasar de las décadas, la hotelería de Sosúa se desarrolló, llegaron dominicanos de otras partes y se fueron perdiendo las costumbres judías en este municipio de la provincia Puerto Plata, en el norte del país.

Todavía hay descendientes de aquellos primeros judíos que llegaron hace más de 80 años y que celebran los clásicos rituales de fe. Para ellos y otros que pueblan esta tierra tan receptiva o que leen esta nota dondequiera estén, nuestro deseo de feliz festividad y Shaná Tová Umetuká (que tengas un año bueno y dulce).

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