La fe que lleva a matar a un hijo

Por Néstor Saavedra

– Toma a Isaac, tu único hijo, al que tanto amas, y vete a la tierra de Moriah. Una vez allá, ofrécelo en holocausto…

Al otro día de que Dios le ordenara esto, Abraham llevó a su hijo al lugar que le había señalado para matarlo. Ese niño, Isaac, asombrado, le preguntó dónde estaba el cordero para ofrecer el sacrificio.

– Dios se encargará de que haya un cordero para el holocausto-, le dijo el padre.

Poco después preparó todo, ató a su niño y en el momento de tomar el cuchillo, Dios lo detuvo:

– No le hagas ningún daño al muchacho, porque ya sé que tienes temor de Dios, pues no te negaste a darme tu único hijo.

Este relato bíblico muestra cómo Dios puso a prueba la fe de Abraham, pero también cómo evitó el homicidio. Y, más interesante aún, en ningún lugar de la Biblia se indica que este gesto de Abraham debe ser imitado.

La vieja historia hebrea también es un símbolo de lo que Dios ha hecho al colocar como sacrificio perfecto a su hijo, Jesús, lo que recordamos en cada Semana Santa. En esa interacción de la Trinidad, Dios padre envió a Dios hijo (Jesús) a morir en la cruz para que todo aquel que crea en este acto divino se salve de ser el sacrificio por sus pecados y pase a ser un privilegiado hijo de Dios y tenga vida eterna. Usted puede creer o no creer, pero es lo que dice la Biblia.

Sin embargo, en ningún lugar de este libro se ordena a una persona que mate a su hijo. Por el contrario, cuando le preguntaron a Cristo cuál es el “más importante mandamiento”, dijo: “Amar a Dios y al prójimo”.

No es raro, entonces que, cuando la Biblia nombra los deberes paternos, siempre aparezca el amor y nunca el crimen. Por ejemplo, Pablo les dice a los cristianos de la ciudad de Colosas que “no hagan enojar a sus hijos para que no se desanimen” y a los de Éfeso les repite el mismo mandato, pero agrega “que los eduquen en la disciplina e instrucción que quiere el Señor”.

La Biblia es la base de cualquier grupo religioso que se denomine cristiano o evangélico. Y jamás instruye que una persona mate, lastime, veje, viole, abuse de otra. Mucho menos, un padre contra su hijo.

Claro que hubo y hay fanáticos y desquiciados que, en el nombre de Jesús, hasta han eliminado pueblos enteros. Pero, mucho cuidado con creerle a cualquiera: se cree a Dios y en Dios. Es verdad que hay pastores, diáconos, obispos, maestros y muchas personas que pueden ayudarnos a crecer en la fe. Pero, jamás nos deben inducir a hacer el menor daño. Ir contra la ley de Dios se llama “pecado”. Ir contra la ley civil, “delito”. A veces, ambos coinciden.

Comparte esta noticia
Abrir chat
Hola
¿En qué podemos ayudarte?