La cubanización de Venezuela (I)

Por Adrian Lebrón O. MA.

Desde que, en 1959 en plena guerra Fría, la revolución cubana, emergió como un paradigma para muchos pueblos de América. Cuba de la mano del carisma de Fidel Castro, logro convertirse en un ejemplo de resistencia, inspirando a varias generaciones de políticos, que habían sufrido la influencia en muchos casos nociva de EE. UU. Nación que veía la región solo como un espacio propicio para expandir su influencia y control político. Algo que logro, con una mezcla de visión estratégica y complicidad de las elites criollas que comprometieron las grandes transformaciones sociales, beneficiosos para millones de Latinoamericanos, a cambio de mantenerse en el poder o simplemente contar con el beneplácito de Washington. En todo ese tiempo Cuba sirvió como un estandarte en oposición al denominado imperialismo estadounidense.

Según la CEPAL, Durante el período 1959-1989 el PIB cubano, aumentó a una tasa media anual aproximada de 4% y la política económica asignó al Estado un papel relevante en la producción de bienes y servicios, con marcado predominio de la planificación sobre los mecanismos del mercado en la regulación de la actividad económica. Sin embargo, Luego de la disolución de la URSS en 1991 y el fin de los subsidios económicos que les permitieron gozar de estabilidad interna; el modelo de economía planificada entro en una profunda crisis, que el régimen denomino (periodo especial). Lejos de iniciar como habían hechos otros países, el camino hacia la apertura económica, y atraer inversiones, decidió restringir de forma aún más extrema las libertades del pueblo cubano.

Como manda el manual de sobrevivencia de todo régimen autocrático; para mantenerse en el poder es necesario: 1ro. Restringir derechos políticos, 2do. Controlar los medios de comunicación, 3ro, anular, suprimir o restringir a la oposición interna, 4to y no por último menos importante, construir el relato de un enemigo o amenaza externa que es su razón de existir y a quien se responsabiliza de todo cuanto sucede dentro del país; para Cuba, igual que para Venezuela hoy, ese enemigo es EE. UU.

Por décadas, los hermanos Castro y ahora Diaz Canel, han logrado hacer malabarismo político y mantener el control de la sociedad cubana; aunque desde el 11 de julio de 2021, un movimiento impulsado por jóvenes, protagonizo protestas antigubernamentales, que (igual que en Venezuela en el 2018 y el 2024), han sido reprimida con dureza por el régimen, y cuyos lideres han sido sentenciados a prisión, entre los que se incluyen 36 condenados a penas de entre 5 y 25 años por el delito de sedición. El liderazgo político cubano, ha sido totalmente indiferente a los reclamos de mayor libertad y democracia en la Isla, una muestra de ello son las recientes condenas de 5 y 9 años de Luis Manuel Otero Alcántara y Maykel Castillo «Osorbo», artistas y disidentes cubanos considerados presos de conciencia por Amnistía Internacional (AI). Para ello ha contado con la complicidad de muchos lideres Latinoamericanos que han preferido jugar a una coherencia Cínica, apoyando de forma soslayada las atrocidades del régimen cubano, que ponerse del lado de los principios democráticos que muchos dicen defender en sus propios países.

Desde el ascenso del Chavismo en Venezuela y luego del intento de golpe de Estado en el 2002, Chávez le dio contenido ideológico al denominado Socialismo del siglo XXI, concepto con el que buscaba revitalizar la desgastada idea de una revolución social, pero que en el fondo al igual que Cuba, perseguía el control hegemónico de un Partido en la dirección del Estado. Siguiendo el guion de la Habana, Inicio un proceso de concentración de la actividad económica en manos del Estado, provocando vía las expropiaciones, un desincentivo de la inversión privada y la producción industrial.

En principio el aumento exponencial de los precios del petróleo, permitieron al gobierno chavista, financiar con inversión pública, y programas sociales, la pérdida progresiva de la capacidad de compra de los venezolanos.

No obstante, el fin de los ciclos expansivos de los precios del petróleo, puso al descubierto las falencias de un modelo cuyo fracaso estaba sobradamente probado y emergieron las fisuras en los segmentos más empobrecidos que inicialmente le tuvieron al chavismo, ahora liderado por un Nicolas Maduro, que no tiene ni el carisma ni mucho menos el liderazgo de Chávez, por tanto, incapaz de realinear los objetivos estratégicos del proyecto político devenido en inviable económico y socialmente.

Desde su primera elección en el año 2012, y de la mano de sus socios cubanos, expertos en violaciones de derechos humanos y restricción de derechos políticos: Nicolas Maduro, acelero el paso para el control de la Sociedad venezolana, inhabilitando y persiguiendo opositores, Henrique Capriles, Rolando Ledesma, Leopoldo López por citar casos notables y limitando facultades legales a gobernadores y alcaldes no afines al chavismo, así como también fracturando la institucionalidad democrática, con la captura de todas las instituciones de Venezuela, especialmente la politización de las fuerzas armadas, el control político del Ministerio publico y el defensor del Pueblo entre otros.

A partir del 2018, con la perdida del control de la Asamblea legislativa y el reconocimiento por parte de EE. UU, la Unión Europea y otros gobiernos extranjeros de Juan Guiado como presidente de Venezuela; otorgándole incluso control sobre activos internacionales del país. Se agudizaron las sanciones internacionales, continuo el declive de su PIB el cual se contrajo en más de 70%. El ingreso mínimo integral (un tipo de salario mínimo) se redujo a US$ 130, unos US$ 4 o 5 dólares por día, que ubican a Venezuela entre los peores pisos salariales de la región. No es coincidencia que, en ese club, solo este por encima de Cuba y Haití. Mientras la Canasta Alimentaria Familiar trepo hasta los US$ 552.29; la inflación a julio del 2024 se situó en 43,6%. Todo lo anterior, ha llevado a que, similar a lo que sucede en Cuba, en la última década cerca de 7,7 millones de personas salieron del país en busca de mejores oportunidades, de los cuales el 90% está en edad laboral, 30 años o menos.

Sin embargo, ninguno de estos deprimentes resultados socioeconómicos, han servido para que el régimen de Nicolas Maduro, redirecciones el rumbo del país, y contrario a esto, con el apoyo útil de Cuba, la Nicaragua de Daniel Ortega y algunos gobiernos Cínicos de la región como México, Brasil, la Colombia de Gustavo Petro y de potencias de corte autocráticos como China, Rusia, Irán, Corea del Norte. La llamada revolución bolivariana, entro en una nueva fase de la Cubanización de Venezuela, marcada por la represión política, la corrupción gubernamental y la progresiva anulación de los derechos políticos fundamentales, como el de elegir libremente a sus gobernantes, lo último en esa dirección es una ley propuesta por Jorge Rodríguez, Presidente de la Asamblea Nacional, con la cual se pretende prohibir la participación de los políticos sindicados por el régimen como Fascista, pero sobre este apartado y la crisis electoral actual, les contaremos en el próximo artículo.

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