Hungría ha iniciado el traslado de sistemas defensivos, como radares de última generación y helicópteros, hacia su frontera con Ucrania. Según el ministro de Defensa, Kristóf Szalay-Bobrovniczky, esta medida es de carácter preventivo ante una posible escalada militar en la región, aunque considera improbable un ataque directo al territorio húngaro.
La decisión subraya la preocupación del gobierno por los recientes ataques cercanos a Mukáchevo, en Ucrania occidental, a pocos kilómetros de la frontera húngara, como respuesta de Moscú al uso de misiles estadounidenses por parte de Kiev.
El primer ministro Viktor Orbán, conocido por su postura prorrusa dentro de la Unión Europea y la OTAN, ha advertido sobre el riesgo de que el conflicto escale a nivel global.
La administración húngara ve la elección de Donald Trump como un posible punto de inflexión en la política de apoyo militar de Estados Unidos hacia Ucrania, algo que podría influir en la dinámica de la guerra. Orbán sostiene que Trump, un aliado cercano, sería capaz de negociar la paz en un breve plazo.
Mientras tanto, Hungría se posiciona estratégicamente para garantizar su seguridad nacional y preservar su postura diplomática en un contexto geopolítico complejo.
La decisión de fortalecer la frontera refleja tanto su preocupación por la estabilidad regional como su alineación política dentro de la OTAN y la UE, donde ha actuado como una voz divergente frente al respaldo unificado a Ucrania.